Para realizar el “sueño” transhumanista se necesita que los medios tecnológicos sean los necesarios para aventurarse en el posthumanismo.
Esos medios han de estar disponibles para quienes deseen usarlos. Y que la sociedad esté organizada de tal manera que puedan realizarse las exploraciones deseadas sin quebrantar el desarrollo de las sociedades y sin imponer riesgos existenciales no deseados.
¿Cómo poner en práctica los valores transhumanistas?
- Entender que no hay nada mal en manipular la naturaleza humana.
- Defender la libre elección individual en el uso de las tecnologías de “mejoramiento” humano y libertad morfológica.
- Fomentar la investigación científica, la “apertura” mental, el debate público, para realizar la transición hacia la posthumanidad.
- Desarrollar la inteligencia artificial para dar un enorme impulso a la búsqueda de conocimiento y sabiduría.
- Promover la paz, la cooperación internacional y el cese del desarrollo de las armas destrucción masiva.
- Desarrollar la disposición para reexaminar suposiciones a medida que avanzamos: fiabilismo filosófico.
- Promover el pragmatismo, la tendencia ingenieril, la ciencia, el espíritu emprendedor.
- Cuidar el bienestar de todo ser “sintiente”, ya sean inteligencias artificiales, humanos y animales no humanos (incluidas las especies extraterrestres, si las hay).
- Prepararse para un momento en que la especie humana pueda comenzar a ramificarse en varias direcciones y pare ello defender la diversidad de especies, razas, creencias religiosas, orientaciones sexuales, estilos de vida.
- Enfatizar la urgencia moral de salvar vidas a través de la extensión de la vida, la investigación antienvejecimiento, y la criogénica.
Desde una perspectiva cristiana, se afirma que es necesario desarrollar una ética de la virtud en la presente era tecnocientífica que a su vez oriente el desarrollo de los derechos humanos, pues hay límites que nos constituyen personas.
La ciencia también tiene límites, que la constituyen como tal y la ayudan a desempeñar su papel.
Es importante para nuestro desarrollo tener límites constitutivos y respetarlos, porque nos hacer ser lo que somos y permite que lleguemos a la plenitud de lo que estamos llamados a ser y a hacer como personas.