Esta tercera antífona de la “o” está inspirada en la cita isaiana perteneciente al capítulo 11 que nos habla de la paz mesiánica, y del reino pacífico que traería el futuro Mesías.
En este caso, Isaías ve levantarse un estandarte para los pueblos, que no es otro que el renuevo de la raíz de Jesé, el padre del Rey David, dinastía, por otra parte, que estaba en trance de sequedad absoluta, igual que el resto del pueblo judío.
De ese tronco que se está secando, se augura un renuevo, un retoño lleno de vida. La cuestión es que este retoño será injertado de manera sorprendente, pues el tronco está seco y apenas tiene savia para sí. Tendrá que haber una intervención prodigiosa que haga que algo brote de una realidad que se muere. Nos está hablando de un retoño que sólo puede venir de lo Alto, y del Altísimo. Nos habla del futuro Mesías-Rey. Un Mesías personal, lleno de los dones del Espíritu.
Este renuevo, pues, será el estandarte ante el cual se llamará la atención a todas las naciones para que se congreguen bajo su pacífica era, para ser aleccionados con su doctrina santa. Por eso suplicamos que venga YA.
Nuestras vidas también necesitan salir de la sequedad, de la incapacidad de dar fruto. Sólo este Mesías podrá darnos savia nueva. Para eso vendrá, y vino, para darnos nueva vida, y vida nueva.