Este concepto puede entenderse como el momento clave en la evolución de la humanidad en el que podremos contemplara cómo las máquinas obtendrán niveles de inteligencia equivalentes a la inteligencia humana, haciendo entonces posible la migración de nuestra mente y consciencia a una de ellas, tal vez en busca de la inmortalidad cibernética, tal y como profetiza el movimiento transhumanista.
Estaría implicando, por un lado, la inteligencia artificial en su aspecto más fuerte, y, por otro, el objetivo de conseguir el desplazamiento de una mente humana desde su entorno natural al interior de una máquina, de un ordenador o de un holograma, donde pudiera residir permanentemente.
Frente a este concepto de “singularidad”, está la “singularidad concreta”, que es un modo de definir la persona. Desde la perspectiva cristiana, “yo soy yo”, porque Alguien desde toda la eternidad me pensó, me amó y me eligió. Por eso soy “singular”.