SANTORAL

by AdminObra

Hoy, 29 de octubre, la Iglesia celebra a:

  1. San FELICIANO, mártir. Cartago. (s. III).
  2. San NARCISO, obispo. Jerusalén. Merecedor de alabanzas por su santidad, paciencia y fe. Acerca de cuándo debía celebrarse la Pascua cristiana, manifestó estar de acuerdo con el papa San Víctor, y que no había otro día que el domingo para celebrar el misterio de la Resurrección de Jesucristo. (222).
  3. San HONORATO, obispo. Vercelli. Discípulo de San Eusebio en el monasterio y compañero suyo también en la cárcel, sucedió a su maestro en la sede, para seguir enseñando la doctrina verdadera, y a la hora de la muerte mereció dar el viático al obispo San Ambrosio. (s. IV).
  4. San ZENOBIO, presbítero y mártir. Sidón, Fenicia. Animó a otros al martirio durante las persecuciones de Diocleciano. Finalmente, él también lo padeció. (s. IV).
  5. San ABRAHÁN, anacoreta. Edesa. (366).
  6. San TEODARIO, abad. Vienne, Galia. Discípulo de San Cesáreo de Arlés. Estableció unas celdas para monjes y fue designado por el obispo como intercesor ante Dios y presbítero penitenciario para todos los habitantes de la ciudad. (575).
  7. San COLMÁN, obispo. Hibernia. (632).
  8. San DODÓN, abad. Cambrai. Presidiendo el monasterio de Wallers, prefirió retirarse a la vida eremítica. (s. VIII).

Hoy recordamos especialmente a SAN CAYETANO ERRICO

Nacido EN 1791 en Secondigliano, antigua aldea al Norte de la ciudad de Nápoles (Italia). Es el tercer hijo de Pascual y María Marseglia. Don Pascual, padre de Cayetano Errico, dirige una humilde fábrica artesanal para la producción de pastas; la madre teje felpa; claro ejemplo para hacer que Cayetano le tome amor al trabajo y les ayude en los distintos oficios en la pequeña fábrica. El 20 de octubre es bautizado en la iglesia parroquial de los santos Cosme y Damián con los nombres de Cayetano Cosme Damián. A los siete años recibe la primera comunión, y a los once, el sacramento de la confirmación. El niño Cayetano recibe algunas clases académicas en la escuela comunal. Su búsqueda religiosa inicia a los catorce años, pidiendo ingresar con los Capuchinos y después con los Redentoristas; pero el pedido es rechazado debido a la edad. Cumplidos los dieciséis años pide ser admitido en el seminario arzobispal de Nápoles, al cual es admitido, pero como alumno externo, ya que su familia no tenía los medios económicos para sostener la formación. Cayetano con esfuerzo y sacrificio camina todos los días para ir a las clases, soportando las inclemencias del clima, pero que quedaban pequeñas ente el deseo de formarse para ser un santo sacerdote. Los que lo veían pasar decían: ¡ahí va San Cayetano! En enero de 1808 viste el hábito talar. En el tiempo de su formación, frecuenta la escuela con gran provecho, participa a la misa todas las mañanas, recibe la comunión, ayuda en la casa, visita todos los jueves a los pacientes del hospital de «Incurables» de Nápoles llevándoles algún regalo fruto de sus ahorros semanales, y el domingo recorre las calles con el crucifijo recogiendo a los niños para el catecismo. Ordenado sacerdote en 1815, inmediatamente se le asigna la tarea de maestro comunal, que ejerce por casi veinte años con diligencia, atención y celo, preocupándose por enseñar, junto con la cultura, sobre todo los principios cristianos. Se dedica con amor al servicio pastoral en la iglesia parroquial de los Santos Cosme y Damián. Desarrolla su actividad apostólica en cuatro direcciones: anuncio de la Palabra, ministerio de la reconciliación, asistencia material y espiritual de los enfermos, servicio de la caridad. Cuatro maneras distintas para decir a los hombres que Dios es Padre y los ama. Tiene una vida de intensa oración y de rigurosa penitencia. Una vez ordenado, asume el compromiso de realizar los ejercicios espirituales cada año en Pagani (Salerno), en la casa de los padres Redentoristas. En el año 1818, mientras reza en el coro, acontece un hecho destinado a marcar y cambiar el curso de su vida: se le aparece San Alfonso para comunicarle que Dios lo quiere fundador de una Congregación religiosa, dándole como “señal” la construcción de una Iglesia en honor de la Virgen Dolorosa en Secondigliano. El anuncio de que es Dios quien quiere la construcción de una Iglesia en honor de la Dolorosa, es acogido con entusiasmo en Secondigliano por la mayor parte del pueblo; no faltan los que se ponen en contra, que son pocos, pero muy aguerridos y combativos, juran que impedirán la construcción de la Iglesia. Cuando el proyecto parece definitivamente destinado a fracasar, don Cayetano continúa creyendo en él y asegura a la gente: “La Iglesia se hará, porque es Dios quien la quiere”. El 9 de diciembre de 1830 la Iglesia es bendecida. ¡Así era, Ella es, Ella es! Eran las palabras que exclamaba Cayetano Errico al ver el rostro de la Virgen que había encargado al escultor Verzella, que después de dieciséis veces pudo llegar a definir el rostro de la Dolorosa que estaría en la iglesia recién terminada. Delante del Santísimo Sacramento en el mismo coro de Pagani, el Señor le manifiesta al Padre Cayetano, que la nueva Congregación “debe ser fundada en honor de los Sagrados Corazones de Jesús y de María”. Desde entonces los Sagrados Corazones se transforman en el centro de la acción apostólica y misionera de nuestro Fundador, y él, en el apóstol de su amor misericordioso en todo el Sur de Italia. El amor de los Sagrados Corazones lo impulsa a buscar al hermano pecador para llevarlo al Padre, incluso a costo de la vida, y a entregarse sin descanso ni medida, particularmente a los hermanos de los grupos más desprotegidos: enfermos, obreros, artesanos, campesinos, analfabetos, muchachas sin dote y extraviadas, encarcelados. Se propone hacer sentir a todos la presencia de un Padre amoroso, dispuesto al perdón y lento para el enojo. En 1833 hace el pedido de fundar el Retiro sacerdotal, el encargo más importante recibido de Dios: La Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones, siendo concedido el 14 de marzo de 1836, que pasando por las distintas solicitudes, de reconocimiento, declaraciones; es en abril de 1846 cuando recibe la aprobación definitiva un 7 de agosto por el Papa Pío IX, quien emite el decreto de aprobación, y el 15 de septiembre el Breve apostólico.

Don Cayetano es un hombre de Dios, cuyo secreto de santidad estaba en “consumir las rodillas en la oración…”, dejando las marcas de tan digna entrega y vocación. La penitencia es el segundo secreto de su santidad, siendo sobrio en las comidas, haciendo vigilias y fortaleciendo las mortificaciones y los sacrificios con disciplina y rigurosidad.

El 29 de octubre de 1860 a las diez de la mañana, a los 69 años de edad.