SANTORAL

by AdminObra

Hoy, 5 de octubre, la Iglesia celebra a:

  1. SANTOS MÁRTIRES DE TRÉVERIS, bajo el imperio de Diocleciano. (s. IV).
  2. Santa CARITINA, mártir. Cilicia. (s. IV).
  3. Santa MAMLACA, virgen y mártir. Persia. Nació en Beth Garmay, y se trasladó a Persia donde fue condenada a muerte por Sapor. (343).
  4. San APOLINAR, obispo. Valence, Galia Vienense. Hermano de San Avito, obispo de Vienne. Lleno de fervor por la justicia y la honestidad, supo restituir el vigor y el esplendor de la fe en esta sede, durante largo tiempo desprovista de obispo. (520).
  5. Santos MAURO y PLÁCIDO, monjes. Discípulos de San Benito desde su adolescencia. (s. VI).
  6. San JERÓNIMO, obispo. Nevers. Enriqueció a su Iglesia con munificencia y solicitud pastoral. (816).
  7. San MEINULFO, diácono. Paderborn, Sajonia. Construyó y enriqueció el monasterio de Böddeken, y lo confió a una comunidad de vírgenes. (857).
  8. San FROILÁN, obispo. León. Primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagó la vida monástica y se distinguió por su beneficencia. (905).
  9. San ATILANO, obispo. Zamora. Siendo monje, fue compañero de San Froilán en la predicación por las tierras devastadas por los moros. (916).
  10. Beato PEDRO de IMOLA. Florencia. Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se distinguió por su caridad en el cuidado de los enfermos. (1320).
  11. Santa FLORA, virgen. Cahors, Francia. De la Orden de San Juan de Jerusalén. Se dedicó a atender a los enfermos pobres en un hospital y vivió íntimamente unida a la Pasión de Cristo. (1347).
  12. Beato SANTOS, presbítero. Lacio. Ermitaño de San Agustín. Al que seguían multitudes cuando predicaba. (1392).
  13. Beato RAIMUNDO delle VIGNE, presbítero. Baviera. Dominico. Fue prudente moderador espiritual de Santa Catalina de Siena, de quien hizo una biografía. (1399).
  14. Beato MATEO CARRERI, presbítero. Lombardía. Dominico. Fue vehemente y fecundo predicador en su tiempo. (1470).
  15. Beatos GUILLERMO HARTLEY y JUAN HEWETT, presbíteros, y ROBERTO SUTO; mártires. Londres. Por su fidelidad a la Iglesia fueron ahorcados en tiempos de Isabel I. (1588).
  16. Beato BARTOLOMÉ LONGO, jurisperito. Nápoles. Preocupado por el culto a María y la formación cristiana de los campesinos y de los niños, fundó el santuario del Rosario, en Pompeya, y también una congregación de Hermanas con el mismo título, con los bienes que generosamente le dio su piadosa esposa. (1926).
  17. San TRANQUILIANO UBIARCO, presbítero y mártir. Tepatitlán, México. Colgado de un árbol durante la persecución contra los cristianos. (1927).
  18. Santa FAUSTINA KOWALSKA, virgen. Cracovia. De la Congregación de Nuestra Señora de la Misericordia. Anunció el misterio de la Divina Misericordia. (1938).

Hoy recordamos especialmente a SANTA ANA SCHÄFFER

Era la tercera de seis hijos de un carpintero y de una campesina.

Nació en 1882 en el Palatino Superior. Reino de Baviera.

Vivían casi en la pobreza, pero con admirable espíritu religioso.

Alta y robusta. Pero tímida. Pasaba desapercibida. Fue buen estudiante en la escuela, y pronto descubrió su vocación de entrega al Señor.

En 1895, Ana dejó a su familia para ir a trabajar como empleada doméstica. En Ratisbona estuvo al servicio de una médica homeópata que la trató con dureza. Sólo permaneció un año. Su padre había enfermado. Moriría en 1896 quedando la familia en la pobreza.

Después, ayudada por el párroco, sirvió en diversos lugares, pero siempre poco tiempo.

El gran cambio en la vida tranquila de Ana fue en 1901. A los 19 años, mientras lavaba ropa con una compañera resbaló y cayó en una caldera de agua hirviendo con lejía. La compañera fue a buscar ayuda en vez de ayudar a Ana. Cuando llegaron tenía las piernas quemadas hasta las rodillas. Ninguna cura pudo sanárselas.

Fue por diversos centros sanitarios, pero el esfuerzo fue en balde. En 1902 se postraría en la cama, en la casa de su madre, de donde ya no se levantaría.

El párroco le llevaba la comunión, le daba alimentos y les consiguió una pequeña pensión.

Poco a poco empezó a hacer algún trabajo de costura con su hermana Catalina, y así pagaban algunas deudas contraídas con los médicos.

Toda su vida fue un sucederse de continuos sufrimientos. Tuvo más de treinta operaciones, e injertos fallidos. Al final, le vendarían las piernas, cura que le revisarían todos los días hasta su muerte.

No podía ya levantarse de la cama. Tuvo que olvidarse de los planes de ser religiosa. Asumió el sufrimiento, que se prolongarían durante un cuarto de siglo.

El intensísimo sufrimiento corporal lo vivió unida a la Pasión, y se vio atenuado por las íntimas alegrías espirituales derivadas de su relación mística con el Señor, con la Virgen, con los ángeles, y con los santos.

Se “desposó” con el Señor en la Cruz.

En 1910 recibió los estigmas de la Pasión de modo muy visible. Pero se ocultarían quedándole el dolor.

En 1915 celebró su matrimonio místico con Jesús y en 1916 se consagraba totalmente a El.

En 1918 experimentó los dolores de la coronación de espinas y en 1920 comenzaron los éxtasis de la Pasión.

Conjugó alegría y cruz, sufrimiento y bienaventuranza, armonía de aparentes contarios (signo de santidad).

Con una gran vida interior, Ana llegó a convertirse en polo de atracción para todos los habitantes de Mindelstetten. Era como una fuente de maravillosos ejemplos de amor que fascinaban a los jóvenes, deseosos de estar con ella.

Murió en 1925, de modo tranquilo y sereno. Acompañó el sepelio una muchedumbre, especialmente jóvenes.