SANTORAL

by AdminObra

Hoy, 9 de junio, la Iglesia celebra a:

  1. Santos PRIMO y FELICIANO, mártires. En Roma. (s. inc.).
  2. San DIOMEDES, mártir. En Nicea. (s. inc.).
  3. San VICENTE, mártir. En Aquitania. Consumó su martirio durante la celebración de una fiesta pagana en honor al sol. (292).
  4. San EFRÉN, diácono y doctor de la Iglesia. En Edesa, Turquía. Ejerció el ministerio en Nísibe, su patria, y más tarde, al invadir Nísibe los persas, se trasladó a Turquía, donde inició una escuela de teología con los discípulos que le habían seguido, en la que ejerció su ministerio con la palabra y los escritos. Fue célebre por su austeridad de vida y la riqueza de su doctrina, y por los exquisitos himnos que también compuso mereció ser llamado “cítara del Espíritu Santo”. (373).
  5. San MAXIMIANO, obispo. En Siracusa, Sicilia. (594).
  6. San COLUMBA, presbítero y abad. En Isla de Iona, Escocia. Nació en Hibernia, e instruido por los monjes, fundaría monasterios célebres por la observancia y por el cultivo de las letras, y ya anciano, esperando la muerte, al pie del altar, falleció. (597).
  7. San RICARDO, obispo. En Apulia. Inglés de nacimiento y célebre por sus méritos, acogió con devoción las reliquias de los santos Erasmo y Ponciano. (1196).
  8. Beato ROBERTO SALT, mártir. En Londres. Cartujo. Por su fidelidad a la Iglesia fue encerrado en Newport, donde murió de hambre. (1537).
  9. Beato JOSÉ ANCHIETA, presbítero. En Reritiba, Brasil. Jesuita. Nacido en las Islas Canarias, pasó casi toda su vida en las misiones del Brasil, donde trabajó denodadamente y con gran celo. (1597).
  10. Beato JOSÉ IMBERT, presbítero y mártir. En Rochefort, Francia. Jesuita. Durante la Revolución Francesa fue nombrado Vicario Apostólico por el papa Pío VI. Fue encerrado en un barco prisión donde moriría de enfermedad. (1794).

Hoy recordamos especialmente a BEATA ANA MARÍA TAIGI

Ana María nació en Sienta en 1769. Hija de un farmacéutico.

Educada en Roma y alumna de las Maestras Pías, ya de joven entró a trabajar en la casa de los Maccarani.

Allí conoció al joven Domingo Taigi, con el que contrajo matrimonio en 1789.

Deseosa de favorecer su vida de piedad, se hizo terciaria franciscana trinitaria, a la vez que cumplía con gran celo sus deberes de esposa y madre de los siete hijos que Dios le dio.

Su marido la trató con violencia, pero ella respondía con paciencia y dulzura, llenando su casa de piedad y espiritualidad.

Dedicada a atender las necesidades espirituales y materiales de los pobres y enfermos, su santidad no pasó desapercibida, y numerosas personas de Roma acudían a ella para consultarle.

Cuando enfermó, los últimos meses de su vida recibió licencia para que se celebrase la Santa Misa en su dormitorio, y cuando murió en 1837, el papa Gregorio XVI dio orden de que fuera enterrada en una sepultura independiente en el cementerio de Campo Verano.