Fiesta que conmemora el nombramiento de Jesús, que según los Evangelios recibió su nombre durante su gestación. Es una de las celebraciones católicas importantes del mes de enero.
Está relacionada con la Circuncisión del Señor (1 de enero); con la Epifanía (6 de enero); y con el Bautismo del Señor (primer domingo posterior a la Epifanía).
Recordemos: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lc 1, 30-33); “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará luz un hijo y tú le pondrás por nombre JESÚS, porque El salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 20-21); y “Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, como lo había llamado el ángel antes de su concepción” (Lc 2, 21).
Es una fiesta que nace en el centro de Europa en siglo XV.
Esta devoción la difundieron en aquel entonces los Padres Franciscanos San Bernardino de Siena y San Juan Capistrano.
Posteriormente, en el siglo XVI la ‘adoptan’ los jesuitas. Pero también fue promovida por carmelitas y agustinos.
En el siglo XVIII, el papa Inocencio XIII (1721-1724) extiende la fiesta a toda la Iglesia, y San Pío X fija la fecha en el primero de enero. Actualmente, se celebra, de manera optativa (ad libitum) el día 3 de enero.
La iconografía ha relacionado esta devoción con la imagen del Niño Jesús, pues, Este, de pie y bendiciendo, está acompañado por los atributos de la Pasión y del monograma de Jesús: IHS.
En otras ocasiones, sólo aparece el ‘Iesus’, desprendiendo haces de luz divina.
En atención a las consabidas alabanzas de desagravio, digamos muchas veces en este día “¡Bendito sea el NOMBRE DE JESÚS!”.