El tercer gran rasgo que da tono al Evangelio mateano es que es un texto que orienta al discipulado. Veamos.
La atención de San Mateo al discipulado no se limita a los discursos, anteriormente comentados. Abarca toda la obra.
La primera acción que realiza Jesús tras comenzar su predicación es llamar discípulos (Mt 4, 18-22); estos le acompañan durante toda la narración, exceptuando la Pasión, y se hacen así depositarios de su enseñanza y testigos de sus acciones. Están presentes en todos los discursos; algunos se dirigen exclusivamente a ellos.
El Evangelio, además, concluye con el envío misional de los Once, expresado también en términos de discipulado “Haced discípulos” (Mt 28, 19).
El anuncio eclesial del Evangelio representa una llamada a “todas las naciones” semejante a la palabra del Jesús terreno a sus discípulos.
Seguiremos con este interesante tema…