Este año, con el inicio del nuevo año litúrgico, y del tiempo ordinario, comenzamos lo que se da en llamar el “Ciclo A”. Así es. Los domingos del tiempo ordinario se dividen en tres ciclos: A, B, y C. Durante el A es proclamado el Evangelio según San Mateo durante los domingos ordinarios; durante el B es proclamado el Evangelio según San Marcos, y el capítulo 6 del Evangelio según San Juan, pues San Marcos redactó el Evangelio más pequeño de todos; y, durante el C es proclamado el Evangelio según San Lucas, que coincidió precisamente el año pasado.
Así, cada tres años, se tiene acceso a la proclamación de gran parte de los Santos Evangelios escritos por San Mateo, San Marcos, o San Lucas. O lo que es lo mismo, los “evangelios sinópticos”.
San Mateo, según la Tradición, reconocida en los Santos Padres Irineo, Clemente de Alejandría, Eusebio de Cesarea, Jerónimo, es considerado el primer evangelio. Evangelio escrito por este apóstol al cual llamó Jesús cuando desempeñaba su oficio de recaudador (Mt 9, 9), y dirigido a los hebreos en su propia lengua. Esto es importante, nos estamos refiriendo a los cristianos que vienen directamente del judaísmo. Por eso, abundan expresiones de sabor semítico que se encuentran en él, como “raca”, “gehena”, “carne y sangre”, “atar y desatar”, o también en la referencia a las actitudes farisaicas como “ensanchar las filacterias”, buscar los primeros asientos en las sinagogas, ser llamado “rabbi”, e igualmente en la alusión a costumbres judías sin explicación, como ofrendas ante el altar, abluciones, día de los ácimos.
Iremos viendo, en los próximos días, más detalles respecto al Evangelio primero y el más extenso de los cuatro, pues son 28 capítulos.