“y tomé por abogado y señor al glorioso San José, encomendéme mucho a él. Vi claro que así esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este Padre y Señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo, hasta ahora, haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma, que a otros santos paréceles Dios haber dado gracia para socorrer en una necesidad, pero a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas, que quiere el Señor darnos a entender que, así como le fue sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre siendo ayo, así en el cielo hace cuanto le pide”.
60
Entrada Anterior