V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
Mt 2, 13-15.
Cuando ellos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes.
– ¡Patriarca San José, Custodio y familiar íntimo del Hijo de Dios encarnado! Grande fue tu sufrimiento para alimentar y servir al Hijo del Altísimo, sobre todo en la huida a Egipto, pero también fue grande tu contento y alegría, de tener siempre en tu compañía al mismo Dios y ver cómo caían en tierra los ídolos de los egipcios.
– Por este dolor y gozo te rogamos que nos alcances la gracia de que, teniendo lejos de nosotros al enemigo, mediante la huida de las ocasiones, caiga de nuestro corazón todo ídolo de terrenas aficiones y, ocupados totalmente en el servicio de Jesús y de María, vivamos solamente para ellos y tengamos una muerte santa.
– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
V/. Sé siempre, San José, nuestro protector.
R/. Que tu espíritu interior de paz, de silencio, de trabajo y oración, nos ayude, con María, la Madre de Jesús, a cumplir fielmente nuestra misión en la Iglesia.
V/. Ruega, por nosotros, San José.
R/. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos:
Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José; concédenos, te rogamos, lo que, fiados en su poderosa intercesión, humildemente, te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.