Es distinto al de Ciencia.
El Entendimiento es el sentido de lo divino captado no en las criaturas, como hace la ciencia, sino en la Revelación y en la doctrina de la Iglesia, que son ambas como una irradiación de Dios.
Gracias a este Don se escruta a fondo la Palabra de Dios. Supera el conocimiento de la fe, que busca, que se adhiere firmemente, pero que se detiene en la superficie, deslumbra ante la magnitud de las cosas. Sigue siendo la fe, pero iluminada por el Entendimiento que otorga el Espíritu Santo.
Gracias a este Don, una fuerza secreta del Entendimiento divino pasa a nuestra fe.
No supone un aumento de los conocimientos ordinarios.
Es un Entendimiento ‘cordial’, que siente más que ve, que nace del corazón tocado por el Espíritu Santo. Gracias a este gusto por las cosas divinas profundizamos aún más en los misterios de la fe.
Gustamos cosas que ya sabíamos, pero que el Espíritu nos ayuda a captar.
Este Don era necesario para remediar la frialdad, la desatención, la escasa profundidad de nuestra fe, que ahora se encuentra completada por la irradiación del Espíritu Santo.