Veamos a qué llamamos “ritmo semanal”.
La semana es un período de tiempo de siete días, que equivale a una de las cuatro partes del “ciclo lunar completo”.
El cristianismo no inventó esta unidad, sino que la asumió del judaísmo, aunque pudo haberla tomado del mundo grecorromano, donde también era conocida.
La prehistoria judía de la semana cristina explica la nomenclatura de los días y su sentido “religioso”.
En efecto, mientras los romanos designaban los días según el nombre de alguno de los planetas entonces conocidos (Sol, luna, Saturno, etc.,) y se les ponía bajo su patrocinio, los judíos tomaban como referencia el sábado, que era el día séptimo, día en el cual Dios remató la obra de la Creación.
Así, lo que hoy llamamos domingo era el día primero, el lunes el día segundo, etc. Sólo había una excepción: la Parasceve –nuestro viernes-, que significaba el “día anterior”.
Seguiremos…