Veamos hoy a qué se llama “rimo diario”.
Cada uno de los días se santifica con las celebraciones litúrgicas, principalmente por medio del Sacrificio Eucarístico y el Oficio Divino.
El “día litúrgico” no coincide exactamente con el día solar, puesto que, aunque suele durar 24 horas, contables “de medianoche a medianoche”, la celebración del domingo y de las solemnidades comienza ya desde la víspera del día precedente.
Ello se debe a que la Iglesia ha ido incorporando el cómputo romano simultáneamente, el cual contaba como nosotros, y el judío, que contaba de tarde a tarde.
Sin embargo, ha prevalecido el cómputo romano, puesto que no solamente es la norma general para medir el día, sino también el baremo para la división del día en “horas” (prima, tercia, sexta, nona), equivalente a 3 horas de nuestro reloj, y en vigilias (cuatro también).
Hoy en día, la Liturgia de las Horas santifica el día a través de dos grandes momentos de la jornada: la celebración de “Laudes”, a la mañana (que recuerda la Resurrección), y las “Vísperas” u oración vespertina, que invita a dar gracias a Dios por todos los beneficios concedidos. Así pues, se reconoce que la división horaria precedente, ha quedado reducida a la “hora intermedia”, que sigue llamándose tercia, sexta y nona.