Consideremos la creación del Calendario.
La relación de fiestas que debían celebrarse durante el año dio origen a este ordenamiento de las celebraciones.
En sentido estricto, no aparece hasta el siglo IV.
Pero hay datos anteriores sobre algunas conmemoraciones hechas por los cristianos, por ejemplo, los grafitos hechos en las tumbas de los mártires, a las cuales referencia Tertuliano en el siglo III. Muchos más datos no hay al desaparecer el calendario que existía en tiempos del Papa Melcíades, (314).
La primera redacción puede ser del año 336, que se llamaba “Depositio episcoporum” y el otro “Depositio martyrum”, con los hombres y las fechas de las conmemoraciones que se hacían de los obispo y mártires de Roma. Son en total 36.
A ellos había que añadir las fiestas de Pascua, Pentecostés, Epifanía y Navidad.
Hay otros documentos del siglo V, uno de Cartago con listas de nombres de santos africanos, Romanos, y del resto de Italia.
Quizá, el más antiguo calendario conocido, en el sentido moderno del término, sea el del benedictino San Willibrordo, que evangelizó al pueblo de los frisios en el siglo VIII. Y de ahí en adelante irán en aumento estos calendarios, en iglesias particulares.
Mañana, seguimos.