Otro año más que hemos ido en peregrinación y romería a la Franqueira.
Ya son unos cuantos en los que la Parroquia acude a esta cita de devoción mariana con la imagen de la Virgen de la Paz.
Espíritu de romería, peregrinación, alegría, festivo.
Ya antes de las 6:30 de la mañana empiezan a llegar a la iglesia algunos de los feligreses que quieren acompañar la imagen de la Virgen hasta la furgoneta. Esperan en silencio y oración la hora de partida. A la salida, cantando a la Virgen, nos dirigimos a la estación de autobuses. Hemos de ser puntuales. Nos aguardan en A Lamosa.
Tras rezar el primer Rosario en el autocar, llegamos a este punto de encuentro. Es momento de saludos con viejos conocidos. Ya contaban con los de Cangas.
Nos adaptamos a las costumbres del lugar y, respetándolas, nos incorporamos al orden de subida con las imágenes religiosas que provienen de las parroquias vecinas. Asimismo, ofrecemos las reverencias y salutaciones tradicionales de este día entre las imágenes y las cruces procesionales.
Somos muchos en ascensión hacia el Santuario. Una parte de nuestro grupo sube en el autobús. En la carpa habilitada por la organización, nos encontraremos todos.
Llegados al lugar, D. Javier, rector del lugar desde hace veinticinco años, saluda nuestra presencia y la de la imagen que acompañamos, y que nos acompaña.
Muchos buscan un lugar bajo la carpa hasta la hora de la Misa Solemne. La volverá a presidir D. Luis Quinteiro Fiuza, el Obispo de la Diócesis vecina de Tuy-Vigo. Otros feligreses se acercan a la iglesia parroquial para saludar a la Virgen María da Franqueira, rezarle, participar en las misas rezadas que se ofrecen allí, confesarse.
Tras la Misa Solemne, manteniendo el espíritu alegre y romero, corresponde reponer fuerzas.
En la última etapa de la jornada, bajamos con la imagen desde la carpa hasta la iglesia parroquial donde seremos despedidos por el rector hasta el año que viene, al tiempo que el grupo canta el “Reina del Cielo” a plena voz en homenaje a nuestra imagen y a la imagen da Franqueira. ¡Lástima de esas gotas que nos ‘asaltan’ al final de un día tan logrado!
De regreso, se le ofrece el último rezo del Rosario dentro del autobús.
Al llegar a Cangas, y muy bien acompañando la imagen de la Virgen de la Paz entre cantos, al entrar en la iglesia, nos despedimos de la Santísima Virgen hasta el próximo año.