Del magnífico libro del Páter José María Chaves, capellán en el SARFAS (Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas), “100 películas cristianas”, publicado el pasado 2020, en la editorial “Homo Legens” (www.homolegens.com), ofreceremos cada semana un breve comentario, no cinematográfico, ¡faltaría más!, y sí espiritual, que podemos reconocer en el visionado de la película. Nuestros comentarios serán resúmenes de los que sí desarrolla el páter en su libro.
El muestrario de películas es amplísimo, cien, como viene reflejado en el título, pero hemos de pensar que, como éste centenar, hay muchísimas más en la historia de este magnífico arte visual que pueden aportar tanto enriquecimiento a nuestra vida de fe y de moral cristiana en forma de la vivencia según las virtudes más básicas y fundamentales. Además de disfrutar viendo cine, buen cine.
En el elenco recogido en este libro hay películas plenamente confesionales, diríamos, como “Maximilian Kolbe”, por ejemplo; y otras que no lo son pero que tratan abiertamente sobre un aspecto relacionado con nuestra fe o de la vida de la Iglesia, esto es, serían películas “profanas” con temática religiosa cristiana más o menos identificable, así, “Un hombre para la eternidad”, “El exorcista”, por poner algunas, y otras, dentro de este apartado de cine profano, que no tendrían una temática religiosa cristiana explícita pero sí alguna enseñanza profunda sobre las cuestiones que preocupan y llenan el corazón del hombre de esperanza o bondad, “¡Qué verde era mi valle!”, “Dersú Uzalá”, entre otras.
En este primer día, ofreceremos el comentario de “La Pasión” (Mel Gibson, 2004). Diréis ¡qué menos! Pues… que sepáis fue una elección plenamente aleatoria, aunque para nosotros, cristianos, todo es… Providencia. Pues por algo habrá querido el buen Dios que empecemos esta serie con está famosísima película.