NOVENA EN HONOR A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA SIEMPRE VIRGEN MARÍA.

by AdminObra

Día 2º

Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza

A ti, celestial princesa
Virgen sagrada María
Te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón

Mírame con compasión
No me dejes, madre mía
Mírame con compasión
No me dejes, madre mía

Observemos a Eva. Dios creó a nuestros primeros padres en un estado de bondad moral y de inmortalidad.

Dios no solo creó a Adán y Eva a su “imagen y semejanza”, son también los creó “muy bien” (Gn 1, 31). Esta expresión hebrea significa que el hombre y la mujer fueron creados “justos” o “moralmente buenos”. En otras palabras: sin pecado.

Vemos, también, que se les concedió el don de la inmortalidad; cuando Dios dice que “pueden comer” libremente de cualquier árbol del Jardín, eso incluye el fruto del “árbol de la vida”, del que, si comen, “vivirán para siempre” (Gn 2, 16; 9, 22).

Por último, hay que fijarse que, antes de la Caída, nunca se llama “Eva” a la mujer, sino “mujer”, porque del varón ha sido tomada y formada. Si seguimos fijándonos en el Génesis, veremos que Adán no la da el nombre de Eva hasta que comenten el primer pecado (Gn 3, 20).

Esto en primer lugar.

En segundo lugar, según el Génesis, Eva invita a Adán a comer del fruto prohibido, y a este primer pecado se le llama “la Caída”. Aunque la Biblia no emplea esta expresión.

Eva, una vez mordió el fruto prohibido, le da parte a Adán, que estaba allí, con ella. Esto es, Adán y Eva cayeron juntos en pecado. Eva coopera con Adán, y Adán coopera con Eva, y ninguno de ellos actúa en solitario.

Esto explica porque sufrieron los dos las consecuencias del pecado. A ella le corresponderían fatigas en los embarazos; a él le correspondería sudor a la hora de ganar el salario. Además de recordársele a Adán que volvería al polvo, es decir, que experimentaría la muerte. Así fue.

Por su desobediencia, Adán y Eva perdieron el don de la bondad y la inmortalidad originales con el que habían sido creados, y atrajeron sobre sí los sufrimientos del esfuerzo infructuoso, del parto con dolor y, en definitiva, de la misma muerte.