“SACIADO DE OPROBIOS”
¿Por qué agoniza Jesús? ¿Acaso porque la Pasión se acerca? Sí, esto basta para agobiarle. Pero hay algo peor.
¿Es el conocer con precisión, por su número y por su nombre, las almas a las cuales estos terribles sacrificios de nada servirán si no es para su condenación aún más justa y más severa? Sí, también es esto lo que afligió al Corazón dulcísimo de Jesús, y mucho más que a los tormentos que le esperan es sensible a estos desengaños. Pero hay algo peor.
Otra es la razón de su agonía. Ha tomado sobre sí los pecados de la humanidad.
¿Qué fuimos nosotros en aquella hora para el Corazón de Jesucristo? ¿Aumentamos su dolor con nuestros pecados? ¿Saciamos su Corazón bendito de oprobios? He aquí un punto de seria reflexión, de revisión de vida, de renovación de nuestro amor fiel, de correspondencia a su gran Amor con todo nuestro amor.