Se nos puede hacer pesada la Cuaresma por las insistencias que encontramos en las lecturas de la Misa que, de un modo u otro, exhortan continuamente. Nos hace falta.
Cuando nos insisten volvemos a… insistir en la lucha por la virtud.
Una vez más, la Primera Lectura del último libro del Pentateuco, el Deuteronomio, nos exhorta a la observancia de la Ley. La motivación la hallará Moisés en recordar a los israelitas que son un pueblo privilegiado pues Dios los ha elegido a ellos. No a otros. Se deben sentir fuertes por ese Don de la liberalidad de Dios. Otra motivación la hallará Moisés al recordarles qué grande estuvo Dios con ellos al sacarlos de Egipto. Les pide que hagan memoria, de algún modo están en deuda. Pero, ¿quién puede pagar una deuda a Dios?
Israel tienen una Ley santa. Nadie más. La Iglesia Católica tiene los Sacramentos, la Eucaristía, la jerarquía, el sacerdocio católico, la Doctrina, las devociones… Nadie más. Tantas cosas que nos ofrece nuestra pertenencia a la Iglesia y que vivimos sin fijarnos, como estuviesen ahí para entretenernos simplemente.
Nuestra sabiduría es vivir conforme a la voluntad de Dios. Si cumplimos los Mandamientos entraremos en la Tierra Prometida allende la muerte.
Nosotros hemos de recordar lo que ha hecho Jesucristo por nosotros. Desde la Encarnación está ofrecido en obediencia al Padre por todos nosotros. Hemos de recordar su Muerte como Israel tenía que recordar la salida de Egipto. Tenemos que morir con Cristo para llevar una vida llena de sabiduría.
Jesucristo nos recuerda que todo es importante. Todo es importante para Dios, porque todo lo que somos está en el corazón del hombre. Y en el corazón del hombre es hacia donde mira Dios. Si actuamos desde el corazón (como debería ser) le daremos importancia a todo. Pero actuamos la mayoría de las veces sin un “buen motor”, es decir, con un mal corazón. Así dejamos huir muchas ocasiones para santificarnos.
Todo es importante, porque todo ha de salir desde el corazón. El corazón lo contempla todo. Lo abarca todo. Por eso el Señor dice que hasta una tilde es importante. No es un plan de vida para quisquillosos, es un plan de vida para los que quieren tener un corazón fuerte para entregarse a Dios.