LOS CARTUJOS

by AdminObra

La orden de San Bruno es demasiado áspera y humilde para que se extienda y dilate mucho por el mundo.

Las “cartujas”, más que a puertos de refugio para los náufragos de la vida, deben compararse a islotes enhiestos, imperturbables.

En 1300 eran 63, pero en los cien años siguientes, tan turbulentos, se fundaron muchísimas, una por año. Después, irán disminuyendo.

Ajustándose a los recuerdos del fundador y a las usanzas practicadas desde el principio, el cuarto prior de la Gran Cartuja, Guido, redactó en 1127 las “Consuetudines”, impuestas a toda la Orden por el capítulo de 1142 y completadas luego por otros capítulos generales. Ésas han venido a ser su Regla.

Los “cartujanos” son una mezcla de cenobitas y de ermitaños.

Eremíticamente viven en departamentos individuales e independientes, con su celda de estudio y oración, su obrador o taller de trabajo, su depósito de carbó y leña y unas brazas de tierra de cultivo.

Cenobíticamente se reúnen en el coro para el rezo largo y solemne de maitines y laudes a media noche, para la misa conventual y para vísperas (las demás horas las rezan en privado); se juntan también en la mesa los días festivos, aunque en silencio; y en recreación común los días que lo permite la Regla.

Los hermanos legos viven en comunidad, bajo la dirección del padre procurador.

Su liturgia sencilla, austera, desnuda de elementos decorativos y musicales, data del siglo XIII y es particularmente original en los maitines y en vísperas.

El cartujo reza además el Oficio de la Virgen diariamente y el de Difuntos, a excepción de ciertas festividades.

Al morir es enterrado sin más ataúd que sus propios hábitos; sólo una cruz de madera, sin nombre, se coloca sobre la sepultura.

Porque la vida del cartujo es dura, no se admite en ella a quien no haya cumplido los veinte años, edad militar, para luchar en estos campamentos de Dios contra los enemigos del alma.

Nunca prueban la carne. Ayunan a pan y agua, poco más o menos como los cistercienses.

De todas las Órdenes medievales es la única que nunca ha necesitado reforma. Nunca se deformó.

Cada monasterio es independiente y autónomo, dependiendo tan sólo del Capítulo General, que se reúne cada año en la Gran Cartuja de Grenoble.

El prior de ésta es también prior general de toda la Orden, preside los capítulos, asistido por sus ocho definidores, y nombra cada dos años visitadores, que hacen la visita canónica de las cartujas.

Desde 1147 hay también cartujas para mujeres.