Son consideradas fenómenos místicos de orden corporal.
Consiste en la elevación espontánea, mantenimiento o desplazamiento en el aire del cuerpo humano sin apoyo alguno y sin causa natural visible.
Por lo regular, este fenómeno se verifica estando el paciente en éxtasis.
Si la levitación es poca, se llama “éxtasis ascensional”.
Si el cuerpo se eleva a grandes alturas, se llama “vuelo extático”.
Si corre velozmente a ras del suelo, se llama “marcha extática”.
Se han dado multitud de casos en vidas de santos: San Francisco de Asís; Santa Catalina de Siena; San Felipe Neri; San Pedro de Alcántara; Santa Teresa de Jesús; San Juan de la Cruz; San Francisco Javier; Santo Tomás de Villanueva; San Pablo de la Cruz; y, sobre todo, San José de Cupertino. En este último caso se han contabilizado más de 70 levitaciones en el entorno de Cupertino, por lo tanto, se entiende que puede haber muchísimas más.
Cuando este fenómeno se da en santos, tienen un origen sobrenatural, aunque podría también verificarse una intervención del Diablo.
La simple naturaleza no puede alterar las leyes de la gravedad, que son siempre fijas y constantes.
La explicación clásica al fenómeno se encuentra en el Papa Benedicto XIV, que recoge en tres conclusiones:
- La elevación en el aire bien comprobada no puede explicarse naturalmente.
- No supera las fuerzas del ángel ni del demonio, los cuales pueden levantar en vilo los cuerpos.
- En los santos, ese fenómeno es una participación anticipada del don de agilidad, propio de los cuerpos gloriosos.
Sin embargo, aunque esta explicación sea plenamente satisfactoria y nada deje que desear, hay que tener en cuenta que es éste uno de los fenómenos más fácilmente falsificables, no sólo por la acción preternatural diabólica, sino también por extravíos de patologías humanas (crisis del tétanos, histerismos, …).