Comenzando el Tiempo Ordinario, nos encontraremos en la misa de cada día, con la siguiente distribución de las lecturas. Este año civil, 2022, año par, por su terminación en 2, usaremos desde el lunes hasta el sábado por la mañana, exceptuando los días de especial celebración en los que el ritmo de las lecturas se interrumpe, proclamando en su lugar lecturas “propias”, el Leccionario III-Par. Será durante XXXIV semanas del Tiempo Ordinario.
Todos los años, día tras día, exceptuando, asimismo los domingos, que tienen su propia distribución, volveremos a encontrarnos con la proclamación semicontinua de los Evangelios sinópticos (San Mateo, San Marcos, San Lucas). Con lo cual tendremos la posibilidad de tener un encuentro con los Santos Evangelios, y con la Palabra de Dios en general, que nos transmita un conocimiento muy completo del contenido de toda la Biblia.
En las semanas I-IX, se proclamará a San Marcos; en las semanas X-XXI, se proclamará a San Mateo; y en las semanas XXII- XXXIV, se proclamará a San Lucas. Estamos hablando de semanas del… Tiempo Ordinario, no lo olvidemos. Todos los años es del modo expuesto.
Respecto a las Primeras Lecturas la distribución de las mismas es más aleatoria. Las cosas como son. No sigue un orden lógico, ni un orden bíblico. Sí hay que reconocerle una coherencia en la colocación de las lecturas que corresponde leer en las últimas semanas del Tiempo Ordinario, y a la vez del Año Litúrgico, que contienen enseñanzas escatológicas propias de los Últimos Tiempos, y que se entienden muy bien al ser leídas en los últimos días del año litúrgico. Así, pues, por ejemplo, en los Años Impares, como el pasado 2021, se leyó en las dos últimas semanas I y II Macabeos y al Profeta Daniel. Y en este nuevo año se leerá, en las dos últimas semanas el Libro del Apocalipsis. Los tres libros bíblicos, del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento con un nítido mensaje de esperanza escatológica, y que empalman muy bien tanto con la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo cuanto con el próximo inicio del Adviento, que como ya hemos dicho, es un tiempo escatológico.
Pero desde este lunes, de manera escogida, se irán leyendo a lo largo de las XXXIV semanas del Tiempo Ordinario los siguientes Libros Sagrados: I y II Samuel; I Reyes, 1-16; Santiago; I Pedro; Judas; II Pedro; II Timoteo; I Reyes 17-22; II Reyes; Lamentaciones; Amós; Oseas; Isaías; Miqueas; Jeremías; Nahúm; Habacuc; Ezequiel; II Tesalonicenses; I Corintios (será una lectura muy completa); Proverbios; Eclesiastés; Job; Gálatas; Efesios (también muy completa); Filipenses; Tito; Filemón; II y III Juan; y, Apocalipsis. Los liturgistas han escogido textos del Antiguo y Nuevo Testamento, y han tenido en cuenta los pasajes que consideraron más importantes para la Historia de la Salvación, o Historia Sagrada como se decía antes.
El año pasado la distribución fue otra, y se volverá a leer dentro de un año.
Entonces, cada año, al comenzar el Tiempo Ordinario, se repite la proclamación semicontinua de los tres Evangelistas sinópticos, y se alterna, cada dos años, las Primeras Lecturas. De ese modo, se logra esa visión amplia de toda la Sagrada Escritura.