Es, también, estudiado como fenómeno místico de orden corporal (junto con la levitación, como veíamos ayer).
Es considerado uno de los fenómenos más sorprendentes y maravillosos de la Mística y uno de los más difíciles de explicar, a no ser recurriendo al milagro.
La bilocación consiste en la presencia simultánea de una misma persona en dos lugares diferentes.
Se han dado numerosos casos en la vida de los santos.
Los más notables se refieren al Papa San Clemente, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Santa Ludwina, San Francisco Javier, San Martín de Porres, San José de Cupertino, Sor María de Ágreda e Inés de Langeac, San Alfonso María de Ligorio, y, más recientemente, San Pío de Pietrelcina.
Por ejemplo, San José de Cupertino asistió a la muerte de su madre en su pueblo natal sin abandonar el convento donde residía.
San Alfonso María de Ligorio, durante un letargo en el que cayó durante dos días en su diócesis (21 de septiembre), fue visto asistiendo a la muerte del papa Clemente XIV (falleció el 22 de septiembre).
Ningún otro fenómeno extraordinario de la Mística presenta tantas dificultades como éste para su explicación satisfactoria.
Se han ensayado multitud de teorías, pero ninguna de ellas ha logrado producir la luz definitiva en torno a esta cuestión llena de misterio.