Veamos cómo interactua la Verdad bíblica con los datos históricos.
El hagiografo pretende exponer los hechos tal como se han desarrollado en la realidad.
El hecho de que la Sagrada Escritura relate acontecimientos históricos, que corresponden a acontecimientos acaecidos, no es indiferente, pues la Sagrada Escritura intenta guiar a los hombres a la Salvación eterna dando a conocer algunas determinadas realidades.
Ahora bien, mientras que la constitución íntima de los fenómenos naturales no guarda relación necesaria con la salvación, sí que la tienen los hechos históricos.
Por tanto, entre las verdades de fe y los acontecimientos históricos correspondientes hay una conexión estrecha. Las principales verdades que se refieren a Dios y a la salvación han sido reveladas a través de hechos históricos, que sucedieron en momentos y lugares determinados, o vinculados a ellos.
La Creación, el Pecado Original, la Encarnación, la Redención, la fundación de la Iglesia, la institución de los Sacramentos, etc., son acontecimientos históricos que manifiestan el sentido último de la vida del hombre y de sus relaciones con Dios.
Si se negase la realidad histórica de esas narraciones, se debilitaría la verdad que encierran.