LA NOVENA DE LA INMACULADA

by AdminObra

Como consecuencia del primer pecado encontramos, además de la culpa original, la muerte y la tendencia hacia el mal, la concupiscencia.

El bautismo quita el pecado original y los pecados personales, pero no la concupiscencia, que permanece PARA EL COMBATE.

La concupiscencia que viene del pecado y a él inclina es la DEBILIDAD DEL HOMBRE LIGADA A LA TENDENCIA DESORDENADA DE LOS SENTIDOS.

En el estado previo al pecado original, se presupone una ARMONÍA entre espíritu, potencias sensuales y don de la gracia.

Al describir a la Virgen María como Nueva Eva se implica una cierta renovación de esta gracia paradisíaca. San Juan Damasceno decía de manera sublime “teniendo lejos su espíritu de toda concupiscencia mundana y carnal, ella mantenía la virginidad del alma con la del cuerpo”.