Un breve vistazo a las grandes multinacionales del aborto como Planned Parenthood bastan para corroborar los mitos que divulgan en torno al aborto o el postaborto. Según esta organización, uno de los líderes mundiales como proveedor de abortos, “existen muchísimos mitos sobre los supuestos efectos secundarios negativos de un aborto. Sin embargo, estos son exactamente eso, mitos. Los riesgos asociados son muy bajos. El aborto no causa depresión”.
Una afirmación que no solo confirma la realidad o los testimonios de un amplio porcentaje de mujeres que abortan, sino la misma patronal abortista.
Es el caso de Women’s Health Tasmania (Australia), que acaba de lanzar un servicio de apoyo para mujeres que han abortado, favoreciendo que estas puedan procesar sus sentimientos y sanar el dolor emocional tras sus abortos, lo que comúnmente se denomina Síndrome postaborto.
Las sesiones del programa son telefónicas u online y confidenciales, más allá de quienes desean hacerlo públicamente como hizo Abi. ABC se hizo eco de como esta mujer pasó su aborto “en secreto y sola, y cuando surgieron cosas difíciles, no tenía a nadie con quien hablar”.
Otro de los mitos es el de que muchas mujeres no abortan por un supuesto “estigma social” en torno al aborto. Algo que para la organización Life Action no es solo una contradicción, sino que es fácilmente refutable: “No siempre es el estigma que rodea al aborto lo que impide a las mujeres acceder a recursos curativos; a veces es el estigma que rodea a la idea misma de que la curación de un aborto podría ser necesaria”.