Se celebra el domingo dentro de la Octava de Navidad.
Se centra en las virtudes domésticas de la familia de Nazaret, que es propuesta como ejemplo de todas las familias cristianas. Como dice la oración de esta festividad, se debe imitar sus virtudes domésticas y su unión en el amor.
Las circunstancias actuales por las que está atravesando la familia y, más en concreto, la familia cristiana, justifican la celebración litúrgica de esta fiesta, incluso con gran relieve, sin temor a oscurecer el misterio de la Natividad, antes bien, pues es una manifestación nueva de la inserción de Cristo en la vida de los hombres en medio de un matrimonio formado por un varón y una mujer, y del comportamiento dócil de María y José en la historia de la salvación.
Al terminar la misa solemne, tendremos la bendición de las familias delante del Misterio de la Parroquia.