Seguidamente, acompañaremos en procesión su imagen con cantos y el rezo del Santo Rosario pidiendo por el triunfo de su Inmaculado Corazón.
“La Modernidad nos deja la figura del hombre ilustrado, que no solamente no necesita a Dios, sino que lo destierra, lo aniquila. Y pretende construir un mundo, no solamente sin Dios, sino que pretende explicar su origen y su existencia sin el Creador. Batalla perdida desde el principio, porque Dios es el Señor. Adorar es reconocer al Creador como Creador. El hombre, como en el Paraíso, quiere romper con Dios Creador y, por lo mismo, convertirse en Señor del Bien y del Mal, autónomo, y buscador de una felicidad que se le resiste.
Las primeras palabras del Ángel invitan a la adoración, manifiesta en la postura corporal de los niños y del enviado celeste: de rodillas y con la frente pegada al suelo: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amor. Os pido perdón para los que no creen, no adoran, no esperan y no Os aman”.
Hablando en términos musicales podemos decir que las primeras palabras del Ángel son la obertura, que describe los temas que serán armónicamente desarrollados a lo largo de la sinfonía: las apariciones de la Señora”.
(Fátima 1917).