Consideración sacerdotal
“Los sacerdotes deben ser conscientes de la gloria de su ministerio para poder afrontar los sufrimientos, enfermedades y privaciones que inevitablemente han de experimentar en su profesión sagrada.
(…).
En el ministerio del apóstol llamado tiene que hacerse diáfano precisamente el seguimiento del Señor traicionado, condenado y crucificado. Esto diferencia el ministerio sacerdotal de los puestos mundanos de poder con su elevado prestigio social a los ojos de los hombres. Los sacerdotes, sin embargo, necesitan de parte de sus superiores, sus obispos o el papa, como pastores de la Iglesia universal, “el fortalecimiento espiritual de su fe”.
Los sacerdotes, hostigados de muchas maneras, que chocan frecuentemente con un muro de incomprensión y que se convierten en objeto de burla por su enajenamiento del mundo, tienen necesidad de consuelo, no de tutela paternalista o de reprimendas públicas. Precisamente los obispos (…) deben ser ejemplo y modelo para los presbíteros por su vida espiritual y moral”.
(Card. G. L. Müller).