Recordamos a los fieles que, a tenor de los cánones del Derecho Canónico (§ 1249-1253), estamos obligados por ley divina a la penitencia, cada uno a su modo.
Es importante que seamos educados sobre las prácticas de penitencia tanto por el valor ascético que tienen, como control de uno mismo y entrenamiento de la voluntad para otras renuncias necesarias, cuanto porque son expresión del seguimiento de Cristo. Esto de manera más intensa los viernes, día consagrado a la memoria de la Pasión.
En la Iglesia Católica son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año (siempre que no coincidan con una Solemnidad), y el tiempo de Cuaresma.
Fijando unos días, y unos tiempos, para la penitencia se recuerda el carácter comunitario de la Iglesia la cual nos convoca a todos por igual a dedicarnos de manera especial a la oración, a realizar obras de piedad y de caridad y a negarnos a nosotros mismos, cumpliendo con la mayor fidelidad nuestras obligaciones cristianas, según el estado de vida al que hayamos sido llamados.
Todos los viernes del año, pues, coincidiremos todos en la abstinencia de la carne, ley que obliga a los que han cumplido 14 años (pero no se deje de educar a los más jóvenes, tal como nos aconsejan los canonistas en algún tipo de renuncia por amor a Cristo), pero que puede ser sustituida dicha penitencia, por disposición de la Conferencia Episcopal Española, por libre voluntad de los fieles, por la lectura de la Sagrada Escritura, limosna, obras de caridad, visita de enfermos o atribulados, obras de piedad, participación en la Misa, rezo del Rosario, o del Via Crucis, o mortificaciones corporales.
Esta sustitución no es aplicable en los viernes del tiempo de Cuaresma en los que es obligada la ley de la abstinencia.
Así pues, a través de los cánones de la Santa Iglesia se sitúa y se interpretan ordenadamente el precepto divino de hacer penitencia. Hoy, viernes, vivámosla, por tanto, gracias a las concreciones y consejos que hace la Conferencia Episcopal Española para ayudarnos a los fieles a seguir a Cristo hasta la Cruz de cada día.