Esta Semana de Oración se celebra cada año del 18 de enero al 25 del mismo mes, día en que la Iglesia conmemora la Conversión del Apóstol San Pablo.
Ya en el siglo XIX hubo varias iniciativas de fijar un tiempo especial, en el que los cristianos rezaran juntos para acelerar el don de la unidad visible roto por los cismas y las herejías.
El Papa Benedicto XV (1914-1922) concedió amplias indulgencias a quienes participaran en la oración conjunta por la unidad.
Eran iniciativas referidas a grupos restringidos y con propósitos muy concretos.
Finalmente, el abad Paul Couturier tuvo la idea de ofrecer a los cristianos, católicos y otros, la oportunidad de dirigirse conjuntamente en oración a Dios, pidiendo que la unidad se alcance “como Dios quiera y por los caminos que El quiera”.
Esta Semana se organizó por primera vez en 1936, en Lyon, y desde allí se extendió a toda Francia, a Europa y al resto del mundo.
A partir de 1966, los cristianos de los cinco continentes disponen cada año de un texto común elaborado conjuntamente por un equipo del “Consejo Ecuménico de las Iglesias” y de la Santa Madre Iglesia Católica.
El tema es tomado de un versículo bíblico, y es desarrollado a lo largo de los ocho días por diferentes predicadores en las comunidades locales, y en las parroquias católicas, que quieran hacerlo.
Este año el versículo es “Haz el bien: busca la justicia” del profeta Isaías (Is 1, 17).
Recemos, personal o familiarmente, con atención el Credo.