- Santa CIRÍACA, virgen y mártir. Nicomedia. (s. IV).
- San RÓMULO, diácono. Fiésole. (s. inc.).
- San SÍSOES, “magno”, ermitaño. Egipto. Vivió con perfección la vida monástica. (429).
- San PALADIO, obispo. Escocia. Enviado desde Roma a Irlanda, murió en Inglaterra, en la misma época en que San Germán de Auxerre estaba combatiendo la herejía pelagiana. (432).
- Santa MONENA, abadesa. Armagh. Del monasterio de Killeevy, fundado por ella misa. (517).
- San JUSTO, monje. Burgundia. (s. VI).
- San GOAR, presbítero. Rin. Nació en Aquitania. Con el apoyo del obispo de Tréveris construyó un hospital y un oratorio para recibir a los peregrinos y proveer a la salvación de sus almas. (s. VI).
- Beato TOMÁS ALFIELD, presbítero y mártir. Londres. Abjuró de la fe bajo torturas, pese a lo cual fue expulsado de Inglaterra, aunque después, arrepentido, volvió a la patria, y bajo el reinado de Isabel I, por haber divulgado una “Apología” en favor de los católicos, fue a Tyburn. (1585).
- Beato AGUSTÍN JOSÉ DESGARDÍN, monje y mártir. Rochefort. Cisterciense. Durante la Revolución Francesa fue sacado de su monasterio y encerrado en un viejo barco, en el que murió contagiado por cuidar a los compañeros enfermos. (1794).
- Beata SUSANA ÁGUEDA de LOYE, virgen y mártir. Orange, Francia. Benedictina. Durante la Revolución Francesa, fue encarcelada con otras treinta y dos monjas de varias órdenes y comunidades, perseveró fiel a su vocación, y fue la primera, entre todas las condenadas a muerte, en subir impávida al patíbulo. (1794).
- San PEDRO WANG ZUOLONG, mártir. Hebei. Fue ahorcado por la secta Yihetuan por negarse a dar culto a los ídolos. (1900).
- Beata NAZARIA de SANTA TERESA de JESÚS MARCH MESA, virgen. Buenos Aires, Argentina. Nació en España. Su familia emigró a México. Consagró su vida a la evangelización de los pobres y necesitados en varias naciones de América y fundó el Instituto de Misioneras Cruzadas de la Iglesia. (1943).
Hoy destacamos a SANTA MARÍA GORETTI
Nació en Acona en 1890, la tercera después de dos varones, a los que siguieron otros cuatro hijos, las dos pequeñas también niñas.
Era una familia modesta y trabajadora, que educó a los hijos en los principios cristianos.
En 1897, como tantas otras familias de escasos recursos, buscando una vida mejor, emigraron hacia cerca de Roma, donde la burguesía y la nobleza tenían grandes posesiones.
Allí cerca trabajarían en una aparcería en la hacienda de un senador.
Allí conocieron a la familia Serenelli, Juan y Alejandro, padre e hijo.
En 1899, al ser despedidos de ese trabajo, las dos familias se trasladaron a las propiedades del Conde Mazzoleni, que les prometió darles casa y trabajo en aparcería. El terreno era fértil, pero la zona era palúdica.
Las dos familias, pues, vivirían juntas. Se había entablado una gran amistad. Pero se deterioraría pues los Serenelli tenían un carácter fuerte.
Cuando todo parecía ir mejor, en 1900, sobrevino la muerte del padre de María Goretti. La madre asumió el puesto del marido en los trabajos del campo y María quedó al cargo de la casa.
El joven Alejandro sintió atracción hacia ella y le propuso relaciones pecaminosas. Ella se negó rotundamente por ser pecado contra Dios.
En 1902 María Goretti hizo la Primera Comunión y se reafirmó en su propósito de vivir cristianamente.
Al poco tiempo, Alejandro volvió a proponer a María relaciones pecaminosas cuando estaba sola en casa. En caso contrario, la mataría. María se negó diciendo que era pecado grave. Alejandro le clavó un punzó catorce veces. Él se iría a su habitación. María fue llevada urgentemente al hospital; fue recibida en las Hijas de María; recibió los Sacramentos, y al día siguiente fue al Cielo.