- San ESTEBAN de NICEA, obispo y mártir. Reggio Calabria. (s. I).
- Santa CIPRILA, mártir. Cirene. Durante la persecución de Diocleciano retuvo en sus manos largo tiempo carbones ardiendo junto con incienso, para no dar la impresión, si los tiraba, de querer ofrecer culto a los dioses, y seguidamente, despedazados cruelmente sus miembros, falleció. (s. IV).
- San ATANASIO de JERUSALÉN, diácono y mártir. Cruelmente atormentado por el hereje Teodosio por haberle reprochado su impiedad y por haber defendido el Concilio de Calcedonia. (451).
- San DOMICIO, el “MÉDICO”, eremita. Armenia. (s. V).
- Santa MARTA. En Siria. Madre de San Simeón Estilita. (s. V).
- Santo TOMÁS, abad. Reggio Calabria. (1000).
- San ATANASIO, abad. Athos, Grecia. Humilde y pacífico, que estableció en la Gran Laura una regla cenobítica. (1004).
- Beatos MATEO LAMBERT, ROBERTO MEYLER, EDUARDO CHEEVERS y PATRICIO CAVANAGH, mártires. Wexford, Irlanda. El primero era panadero, y el resto eran marineros. Durante el reino de Isabel I, por su fidelidad a Roma, y por ayudar a católicos perseguidos, fueron ahorcados y descuartizados. (1581).
- Beatos JORGE NICHOLS y RICADO YAXLEY, presbíteros, y TOMÁS BELSON, seminarista, y HUNFREDO PRITCHARD; mártires. Durante el reino de Isabel I. El primero había entrado en Inglaterra como sacerdote escondidamente. Y los otros colaboraron con éste. Fueron condenados al suplico. (1589).
- Santas TERESA CHEN JINXIE y ROSA CHEN JINXIE, vírgenes y mártires. Hebei, China. Eran hermanas. Martirizadas durante la revuelta de Yihetuan. Salvaguardaron el honor de su virginidad y su fe. Hicieron frente con valentía a las atrocidades de sus perseguidores. Murieron alanceadas. (1900).
Hoy recordamos especialmente a SAN ANTONIO MARÍA ZACCARIA
Fue el primero en crear una orden de clérigos regulares, iniciativa que luego se extendería en la Iglesia.
Su vida, de sólo 37 años, empezó en Cremona, Italia en 1502.
Estudió medicina pero, concluidos sus estudios, optó por el sacerdocio, recibiendo la ordenación de presbítero en 1528.
En 1530 aceptó ser capellán de la concesa de Torrelli y se trasladó a Milán. Allí se integró en el Cenáculo de la Eterna Sabiduría.
Consciente de la extrema necesidad de reforma que tenía la Iglesia, se sintió llamado a fundar comunidades de clérigos, sin beneficios eclesiásticos, dedicados por entero al ministerio y viviendo los votos religiosos.
Surgió así la orden de los Clérigos Regulares de San Pablo, llamados “Barnabitas”, que en 1533 fue aprobada por el papa Clemente VII.
Lleno de piedad y celo apostólico trabajó cuanto pudo en la causa del Señor y comenzó la fundación de la Orden de Vírgenes Angélicas.
Pronto enfermó y pidió que lo llevaran a casa de su madre en Cremona, donde murió en 1539.