- Santa CRISPINA THAGORENSE, madre de familia y mártir. En Numidia, Argelia. En tiempo de Diocleciano y Maximiano. Al no querer sacrificar a los ídolos fue decapitada. (304).
- San SABAS, abada. Cerca de Jerusalén. Se retiró al desierto de Judea, donde fundó un nuevo estilo de vida eremítica en siete monasterios que se llamaron “lauras”, reuniendo a los solitarios bajo un superior. Brilló por su santidad, y defendiendo los cánones del Concilio de Calcedonia. (532).
- San GERALDO, obispo. En Braga. Insigne por la restauración del culto divino y de las iglesias, y por la promoción de la disciplina eclesiástica. Murió mientras hacia la visita pastoral. (1108).
- Beato BARTOLOMÉ FANTI, presbítero. En Mantua, Lombardía. Carmelita. El cual, con palabras y con el ejemplo, incitó los corazones de los fieles al santo amor de Dios y a la filiar devoción a la Virgen.
- San JUAN ALMOND, presbítero y mártir. En Londres. Durante diez años ejerció su sacerdocio ocultamente, hasta que, reinando Jacobo I, a causa de su sacerdocio fue ahorcado. Incluso en ese momento dio limosnas. (1612).
- Beato FELIPE RINALDI, presbítero. En Turín. De la Sociedad de San Francisco de Sales. Trabajó para propagar la fe en las misiones.
- Beato NARCISO PUTZ, presbítero y mártir. En Munich. Deportado desde Polonia a Dachau. Murió agotado por los tormentos que padeció. (1942).
Hoy recordamos especialmente a:
BEATO NICOLÁS STENSEN, nacido en 1683 en Dinamarca, en una familia acomodada de Copenhage. Estudió medicina en la universidad. También hizo estudios de geología, llegando a ser uno de los más preclaros investigadores de las ciencias naturales de su tiempo.
Realizó numerosos viajes por Europa y se estableció en Florencia donde abrazó la fe católica en 1668.
Continuó sus estudios. Al tiempo que explicaba a sus amigos luteranos por qué se había pasado al catolicismo.
En 1675, se ordenó sacerdote en Florencia. Y dos años después, consagrado obispo por el papa Inocencio XI, que lo envió al norte de Alemania donde predominaban los luteranos.
Obispo científico, ávido buscador de la verdad, humilde y fácil para el trato. Respetuoso. Realizó un importante apostolado ecuménico. Desarrolló con todo esmero la misión que le había dio confiada en la Europa del Norte hasta que una crisis renal amenazó seriamente su salud.
Percibiendo cercana la muerte, al no haber próximo un sacerdote católico, confesó públicamente sus pecados. Falleció en 1686.
Los luteranos cuidaron su cuerpo hasta que fue trasladado a Florencia.