- Santos AGATÓPODO, diácono, y TEÓDULO, lector, mártires. En Tesalónica. Fueron arrojados al mar con una piedra al cuello. (s. IV).
- San PLATÓN, abad. En Constantinopla. Durante muchos años luchó con ánimo invicto contra los destructores de las imágenes, y con su sobrino Teodosio organizó el Monasterio de Studion. (814).
- San PEDRO, obispo. En Poitiers. Favoreció los comienzos de la Orden de Fontevrault. Fue apartado injustamente. Falleció en el exilio. (1115).
- Beato GUILLERMO CUFFITELLI, eremita. En Sicilia. Renunció a su pasión por la caza. Pasaría 57 años en soledad y pobreza. (1411).
- San BENITO MASSARARI, el “negro”, por su color de piel, eremita. En Palermo. Entraría en los franciscanos. Se mostró muy humilde en todo y lleno de fe en la Providencia. (1589).
- San FRANCISCO MARTO, niño. Fátima. Consumido por una enfermedad, brilló por la suavidad de costumbres, la perseverancia en los sufrimientos y en la fe, y por la oración. (1919).
- Beato CAYETANO CATANOSO, presbítero. En Reggio Calabria, Italia. Instituyó la Congregación de Hermanas Verónicas de la Santa Faz, para alivio de los pobres y abandonados. (1953).
Hoy recordamos especialmente al Beato JOSÉ BENITO DUSMET
Nació en Palermo, Sicilia, Italia el 15 de agosto de 1818, en una familia aristocrática.
Fue monje y abad benedictino, y muchos acudían a él para pedirle consejo y para su dirección espiritual. Su caridad para con los pobres fue extraordinaria y acudía presuroso donde quiera que hubiera una calamidad.
Fue preconizado obispo de Catania y se entregó plenamente a todos, pero de modo especial a los más necesitados. Tuvo un cuidado y esmero especial para los sacerdotes, y promovió la vida parroquial con gran intensidad.
A pesar de su oposición, fue nombrado cardenal por el papa León XIII, pero no duró mucho en su cargo, pues su salud se deterioró rápidamente y murió dos años después el 4 de abril de 1894.