- San BENJAMÍN, diácono. En Persia. Por predicar la Palabra de Dios consumó su martirio con cañas puntiagudas clavadas bajo las uñas, la muerte le llegaría a golpes con un palo cubierto de espinas y nudos. (420).
- Santa BALBINA. En Roma. (595).
- San AGILOLFO, obispo. En Colonia. Ilustre por su austeridad de vida y por la predicación. (751).
- San GUIDO, abad. En Parma. Abad de Pomposa. Allí recibió a muchos discípulos y restauró edificios. Se preocupó de modo especial por la oración, la contemplación y el culto divino. Buscó vivir en la soledad atento sólo a Dios. (1046).
- Beata JUANA, virgen. En Toulouse. Carmelita. (s. XV).
- Beato BUENAVENTURA de FORLI, presbítero. En Udine. Servita. Con su predicación por diversas regiones de Italia movió al pueblo a la penitencia. Falleció mientras predicaba un sermón cuaresmal a los 80 años. (1491).
- Beato CRISTÓBAL ROBINSON, presbítero y mártir. En Carlisle, Inglaterra. Fue testigo del martirio de San Juan Boste. Finalmente, bajo el reino de Isabel I, por ser sacerdote, fue ajusticiado. (1597).
Hoy destacamos a la BEATA NATALIA TULASIE-WICZ
Nació en Rzeszów, Polonia, en 1906.
En 1921 se trasladó con su familia a Poznam.
Estudió en el Liceo de las Hermanas Ursulinas, y después en la universidad, licenciándose en Letras.
Desde 1933 a 1937 fue profesora de la Escuela San Casimiro de Poznam y enseñó luego en el Liceo de dichas Ursulinas.
En 1939, como medida persecutoria, se dictó orden de extrañamiento contra ella y se la obligó a vivir en Ostrowiec Kielecki y después en Cracovia. Allí iría su familia también. Y allí seguiría enseñando clandestinamente.
En 1943 se ofreció para ir a Alemania como obrera de fábrica, porque quería ayudar a sus compañeras a conservar la fe y la espiritualidad.
En 1944 fue arrestada por la Gestapo y llevada a la cárcel donde fue torturada. Sería recluida en un campo de exterminio, en Ravensbruck, en cuya cámara de gas halló la muerte en 1945.