- San JOSÉ de ARIMEATEA y NICODEMOS. Jerusalén. (s. I).
- San ARÍSTIDES, filósofo. Atenas. Notabilísimo por su fe y por su ciencia, dedicó al emperador Adriano algunos libros sobre la fe. (150).
- San PAULINO, obispo y mártir. Tréveris, Galia belga. En tiempo de arrianismo, fue el verdadero heraldo de la verdad, y en el Sínodo de Arlés, convocado por el emperador arriano Constancio, ni amenazas ni adulaciones pudieron llevarle a condenar a San Atanasio ni a apartarse de la fe, por lo que fue relegado a Frigira, donde pasó cinco años hasta su martirio. (358).
- San AIDANO, obispo y abad. Northumbría. Varón de suma mansedumbre, piedad y rectitud de gobierno, que desde el monasterio de Iona fue llamado por el rey Osvaldo a esta sede episcopal, donde fundó un monasterio, para atender a la evangelización de aquel reino. (651).
- San RAMÓN NONATO, religioso. Cataluña. Fue uno de los primeros compañeros de San Pedro Nolasco en la Orden de Nuestra Señora de la Merced, y es tradición que sufrió mucho por la redención de cautivos. (1240).
- Beato ANDRÉS de BORGO SANSEPOLCRO, presbítero. Toscana. Servita. Entregado a la penitencia y a la contemplación. (1315).
Hoy recordamos especialmente a los Beatos EDMIGIO PRIMO RODRÍGUEZ, AMALIO ZARIQUIEGUI MENDOZA y VALERIO BERNARDO HERRERO MARTÍNEZ
Edmigio Primo Rodríguez se llamaba Isidoro. Había nacido en Adalia, en Valladolid, en 1881. Estuvo como huérfano en el centro de La Santa Espina, en los montes Torozos. Ingresó en la casa de formación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de Bujedo, cerca de Burgos, en 1898. En los centros en que enseñó se hizo querer profundamente por su carácter dulce, bondadoso y el interés por los alumnos. Trabajó en Santander, en Madrid, en Melilla. Llevaba tres años en Almería y se había ganado el corazón de todos. Tenía 55 años al morir.
Amalio Zariquiegui Mendoza se llamaba, en el siglo, Justo. Había nacido en 1886 en Salinas de Oro, Navarra. Ingresó en la casa de formación de los Hermanos de La Salle de Bujedo en 1901. Al terminar la formación enseñó en tres localidades de Santander y luego en Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, en Jerez, en Madrid y desde 1930 en Almería. Quería a los escolares con delirio. Se preocupaba de manera especial por los más necesitados. Tenía al morir 50 años.
Valerio Bernardo Herrero Martínez tenía por nombre Marciano. Nació en Porquera de los Infantes, Palencia en 1909. Se formó en la casa de los Hermanos de las Escuelas Cristianos de Bujedo desde 1923 y luego en Griñón, cerca de Madrid. Había ejercido el apostolado educador en Jerez, en Sanlúcar de Barrameda y desde 1933 en Almería. Era serio, muy responsable, buen profesor. Tenía 27 años al morir.
Este grupo de religiosos lasalianos (Hermanos de las Escuelas Cristianas) sufrieron el martirio a lo largo de varios días (ver 8 y 13 de septiembre).