Hoy, 30 de marzo, la Iglesia celebra a:

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  1. San SEGUNDO, mártir, en Transpadana, Italia. (s. inc.).
  2. San DOMNINO, mártir. En Tesalónica. (s. IV).
  3. San RÉGULO, obispo. En Senlis, Francia. (s. IV).
  4. SANTOS MÁRTIRES de CONSTANTINOPLA. En tiempo del emperador Constancio, por orden del obispo de los arrianos, fueron desterrados o torturados con toda clase de suplicios. (s. IV).
  5. San JUAN CLÍMACO, abad. En el Monte Sinaí. Escribió la obra “Escala del Paraíso”, para la instrucción de los monjes, en la que señalaba el camino del progreso espiritual a modo de una ascensión por treinta peldaños hacia a Dios. (649).
  6. San ZÓSIMO, obispo. En Siracusa. Fue humilde custodio del sepulcro de Santa Lucía, y después abad del monasterio de esa población. (600).
  7. Santa OSBURGA, abadesa. En Coventry, Inglaterra. (1018).
  8. San CLINO, abad. En el Lacio, Italia. (1030).
  9. San PEDRO de VALLADOLID REGALADO, presbítero. En Aguilera, España. franciscano. Humildísimo. Penitente. Construyó cenobios, en los que sólo debían vivir doce hermanos en total soledad. (1456).
  10. Beato AMADEO IX de SABOYA, duque de Saboya. En Vercelli, Italia. Durante su gobierno fomentó por todos los medios la paz, y con su ayuda y celo sostuvo las causas de los pobres, las viudas y los huérfanos. (1472).
  11. Santos ANOTNIO DAVELUY, obispo, PEDRO AUMAÎTRE y MARTÍN LUCAS HUIN, presbíteros, y JOSÉ CHANG CHU-GI, TOMÁS SON CHA-SON y LUCAS HWUANG SOK-TU, catequistas, mártires. En Su-Ryong, Corea. Todos decapitados. (1866).
  12. Beato LUIS PALMENTIERI de CASORIA, presbítero. En Nápoles. Franciscano. Por caridad a los pobres, instituyó dos congregaciones: Hermanos de la Caridad y Hermanas Franciscanas de Santa Isabel. (1885).
  13. San LEONARDO MURIALDO, presbítero. Turín. Fundó la Congregación de San José, para educar en la fe y la caridad a los niños abandonados. (1900).
  14. San JULIO ÁLVAREZ, presbítero y mártir. Guadalajara, México. Martirizado durante las guerras cristeras. (1927).
  15. Beata MARÍA RESTITUTA KAFKA, virgen y mártir. En Viena. De la Congregación de Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana. Nació en Moravia. Fue enfermera en un hospital. Los nazis la decapitaron. (1943).

Hoy recordamos especialmente a la Beata MARÍA RESTITUTA KAFKA

estituta, sexta hija de un zapatero de Brünn, en la Moravia actual, nació el 10 de mayo de 1894 y fue bautizada con el nombre de Elena. En aquel tiempo Brünn pertenecía todavía al Imperio austro-húngaro. Su infancia la pasó en Viena con la familia y después de los estudios primarios trabajó como dependienta en un comercio. Luego se hizo enfermera y, como tal, conoció a las llamadas «Hartmannschwestern», Religiosas Franciscanas de la Caridad Cristiana para la asistencia a los enfermos. Ingresó en este instituto en el año 1914, y recibió el nombre de la antigua mártir Restituta. Desde 1919, y durante más de veinte años, ejerció su oficio en el quirófano. Rápidamente se difundió su fama de enfermera excelente, religiosa devota, especialmente cercana a los pobres y a las personas perseguidas u oprimidas; protegió de la detención incluso a un médico nazi, porque la consideró injustificada. Era una persona defensora de la verdad, valiente, sin compromisos, pero de gran cordialidad y simpatía, siempre dispuesta a ayudar, alegre y no convencional.

Cuando Hitler tomó posesión de Austria, sor Restituta rechazaba ya radicalmente el nacionalsocialismo. Definió a Hitler «un loco» y decía de sí misma que «a una vienesa no se le puede cerrar la boca». Su fama se difundió ampliamente cuando expuso su vida al poner el crucifijo en cada habitación de una nueva sección del hospital. Los nazis exigieron que se quitasen las cruces si no querían perder a sor Restituta: ni se quitaron los crucifijos ni se llevaron a sor Restituta, porque su comunidad dijo que no tenían personal para sustituirla. La detuvieron y tras un proceso-farsa, la acusaron no tanto de haber puesto los crucifijos, cuanto de haber compuesto una poesía irrisoria respecto a Hitler. El 28 de octubre de 1942 fue condenada a muerte por «favorecer al enemigo, traicionando a la patria y preparando un acto de alta traición». Declaró más tarde que en la cárcel le ofrecieron la libertad si abandonaba la congregación religiosa, pero que dio las gracias y rechazó la proposición. Ofreció su vida en defensa de la fe católica y por la libertad de su pueblo: «He vivido por Cristo y quiero morir por él». Estando en prisión, se ocupó de otras personas encarceladas, como más tarde han testimoniado incluso prisioneros comunistas. Las autoridades rechazaron varias peticiones de gracia, y el 30 de marzo de 1943 fue decapitada. Sor Restituta es la única religiosa de la zona de lengua alemana asesinada por los nazis a causa de su resistencia al régimen. A través de los testigos se ha podido conocer el ofrecimiento sacrificial de su vida, su serena confianza en el Señor y en la vida eterna, el perdón generoso de sus acusadores y verdugos.