- Santa FEBE. Grecia. Sierva del Señor que atendió a San Pablo y a otros muchos. (s. I).
- Santa BASILISA, virgen y mártir. Nicomedia. (s. IV).
- San SANDALIO, mártir. Córdoba. (s. IV).
- San MANSUETO, obispo. Toul, Galia belga. (s. IV).
- San MARINO, diácono y anacoreta. Rímini, Emilia-Romaña. Portador al pueblo gentil del Evangelio y de la libertad de Cristo. (s. IV).
- San MACANISIO, obispo. Hibernia, Irlanda. (514).
- San AUXANO. Milán. (589).
- San VITALINO, obispo. Campania. (s. VII).
- San GREGORIO MAGNO, papa y doctor. Roma. Siendo monje ejerció ya de legado pontificio en Constantinopla, y después, en tal día, fue elegido Romano Pontífice. Resolvió problemas temporales y atendió a los valores espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, ayudando a los necesitados, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales. (604).
- San RIMAGILO, obispo y abad. Brabante. Además del monasterio de Solignac, en Limoges, fundó otros dos: el de Stavelot y el de Malmedy, en la soledad boscosa de las Ardenas. (671).
- San AIGULFO, abad, y COMPAÑEROS, mártires. Isla de Lérins, Provenza. Sufrieron martirio durante una incursión sarracena. (675).
- San CRODOGANGO, obispo y mártir. Sées, Neustria. (s. VIII).
- Beato GUALA, obispo. Astino, Lombardía. Dominico. Al frente de Brescia. Luchó prudente y esforzadamente por la paz de la Iglesia y el bien común, y sufrió destierro en tiempo de Federico II. (1244).
- Beata BRÍGIDA de JESÚS MORELLO, viuda. Piacenza, Emilia-Romaña. Después de enviudar, se consagró a Dios en obras de penitencia y caridad. Fundó la Congregación de Religiosas Ursulinas de María Inmaculada, dedicadas a la educación cristiana de la juventud femenina. (1679).
- Beatos ANDRÉS ABEL ALRICY, presbítero, y SETENTA Y UN COMPAÑEROS, mártires. París. La mayoría sacerdotes. Tras ser recluidos en el Seminario de San Fermín a modo de cárcel, y después de vivir una matanza el día anterior, fueron asesinados por odio a la fe por los revolucionarios. (1792).
- Beatos JUAN BAUTISTA BOTTEX, MIGUEL MARÍA FRANCISCO de la GARDETTE, FRANCISCO JACINTO le LIVE de TRÉSURIN, mártires. París. Martirizados por odio a la fe en la cárcel de La Force. (1792).
- Santos JUAN PAK HU-JAE y CINCO COMPAÑERAS, mártires. Seúl. Por ser cristianos fueron llevados ante el tribunal de criminales quien los condenaría a ser decapitados tras crueles torturas. (1839).
Hoy recordamos especialmente a BEATOS FRANCISCO TERRERO PÉREZ y GABRIEL de la DOLOROSA.
Ambos forman parte del numeroso grupo de mártires que dieron su vida por amor y fidelidad a Jesucristo en Nagasaki en 1632.
Francisco Terrero Pérez nació en Palencia en 1590.
Profesó en 1614 en la orden de Ermitaños Agustinos.
Recibió la ordenación presbiteral y se manifestó dispuesto a ir a las misiones de Oriente. Estuvo primero en Filipinas y luego pasó a Japón, pese a la cruel persecución allí desencadenada, y consiguió muchas conversiones. Detenido, fue encarcelado y sometido a numerosas torturas a lo largo de tres años. Lo condenarían a muerte, y fue quemado.
Gabriel de la Dolorosa nació en Lugo en 1580.
Ingresó en su juventud en los franciscanos descalzos y, después de profesar, solicitó ir como misionero a Oriente.
Pasó diez años en Manila, donde estudió medicina. Luego se trasladó a Japón.
Estuvo dedicado a la atención de leprosos. A esta benéfica actividad hubo de poner fin en 1630, cuando fue capturado.
Padeció la tortura de las aguas sulfurosas, y, finalmente, fue quemado vivo en Nagasaki.