- Santos GERMÁN, TEÓFILO y CIRILO, mártires. Cesarea de Capadocia. (s. inc.).
- San LIBERTINO, obispo y mártir. Sicilia. (s. III).
- San PÁPULO, mártir. Galia Narbonense. (s. III).
- Santos VALENTÍN, presbítero, e HILARIO, diácono; mártires. Viterbo. (s. inc.).
- San GUENAEL, abad. Bretaña Menor. Al frente de Landevenec. (s. VI).
- Santa SILVIA. Roma. Madre del papa San Gregorio Magno, que alcanzó la cima de la oración y de la penitencia, siendo óptimo ejemplo para todos. (s. VII).
- San PIRMINO, obispo y abad. Hornbach, Burgundia. Al frente de Reichenau. Evangelizó a alamanes y bávaros, fundó muchos monasterios y compuso para sus discípulos un libro para catequizar a los campesinos. (s. IX).
- San JUANICIO, monje. Bitinia. Después de más de veinte años al servicio de las armas, vivió solitario en varias montañas del Olimpo, donde solía acompañar su oración con palabras sabias. (846).
- Santa ODRADA, virgen. Alem, Flandes. (s. XI).
- San ERMENGOL, obispo. Urgel. Uno de los preclaros pastores que se cuidaron de restablecer la Iglesia en las tierras rescatadas del yugo de los sarracenos. Construyó un puente poniendo los materiales y su mano de obra, pero al resbalar desde lo alto, murió del golpe. (1035).
- Beato BERARDO, obispo. Abruzos. Sobresalió en la extirpación de la simonía, la restauración de la disciplina clerical y el socorro y protección de los pobres. (1130).
- Beata ALPAIDE, virgen. Sens, Francia. Siendo jovencita, cruelmente herida y abandonada por los suyos, vivió recluida en una minúscula celda hasta la ancianidad. (1211).
- Santa IDA, monja. Fieschingen, Suiza. De vida recluida en un monasterio. (1226).
- Beato SIMÓN BALACHI, religioso. Rímini. Dominico. Entregó su vida entera al servicio de los hermanos, dedicado a la penitencia y a la oración. (1319).
- San MARTÍN de PORRES, religioso. Lima. Dominico. Hijo de un español y de una mujer negra. Aprendió la medicina ya desde niño que, después, siendo religioso, ejerció generosamente en Lima a favor de los pobres. Entregado al ayuno, a la penitencia y a la oración, vivió una existencia austera y humilde, pero radiante de caridad. (1639).
Hoy recordamos especialmente a SAN PEDRO FRANCISCO NERÓN
Nació en Bornay (Jura). Estudió en los seminarios de Nozeroy y Vaux-sur-Poligny, y en 1845 en el seminario mayor de Lons-le-Saunier. En 1948 ingresó en el Seminario de Misiones Extranjeras de París, donde fue ordenado sacerdote. Cuando se enteró que iba a ser enviado a Tonkin, se fue al santuario de la Virgen de las Victorias para pedirle la gracia del martirio.
Llegado a Tonkin, se le asignó el distrito de Kimson, donde trabajó con gran dedicación y en gravísimas condiciones de peligro. En 1854 el vicario apostólico, le encomendó la dirección del seminario y ser profesor de Filosofía. Tradujo para ello varios libros de asignaturas traídas de Francia. Fue notoria su piedad y vida interior.
Cuando arreció la persecución, tuvo que esconderse hasta que un falso amigo le entregó a las autoridades en 1860. Fue encerrado en una jaula de la que sólo salía para los interrogatorios, y durante tres meses ni contestó a los interrogatorios, ni a las cartas de sus superiores y amigos de Francia e hizo además un largo ayuno. Fue decapitado en Son-Tay o Xa Doai y su cabeza fue arrojada al río Rojo.