- San SOFONÍAS, profeta. En los días de Josías, rey de Judá, anunció la ruina de los impíos en el día de la ira del Señor.
- San CASIANO, mártir. En Tánger. (300).
- San BIRINO. Enviado por el papa Honorio a Gran Bretaña difundió con empeño el Evangelio entre los sajones occidentales. (650).
- San LUCIO, eremita. En Chur, Suiza. (s. IV).
- Beato EDUARDO COLEMAN, mártir. En Londres. Abrazada la fe católica, fue acusado falsamente de conspirar contra Carlos II y ahorcado, y aun respirando, descuartizado. (1678).
- Beato JUAN NEPOMUCENO, obispo. Trento, Véneto. Gobernó aquella Iglesia con el ardor evangélico de la fe, pero con comprensión, y en tiempo de aflicción dejó a su grey un admirable testimonio de amor. (1860).
Recordamos especialmente a SAN FRANCISCO JAVIER
Francisco de Jasso y Azpilicueta (7 de abril de 1506-3 de diciembre de 1552), más conocido como San Francisco Javier o también como Francisco Xavier, Francisco de Javier o Francés de Jaso, fue un religioso y misionero español de la Compañía de Jesús nacido en la localidad de Javier (Reino de Navarra), actual España, y fallecido en la isla Shangchuan (China). Fue canonizado por la Iglesia católica con el nombre de san Francisco Javier. En cuanto a las formas que usó de su nombre, aparece como Francisco de Jasso en el arrendamiento que hizo en Burguete en nombre de su madre, y Francisco de Jasso y de Xabier en su proceso de nobleza; pero como jesuita no usó el apellido paterno sino el materno, al igual que su hermano, sucesor del señorío de Javier. Firmaba sus cartas como Francisco de Xabier, o mejor, solo con Francisco, con la excepción del Francés de Xabier de la carta que Ignacio de Loyola le llevó en mano a su hermano Juan de Azpilicueta en 1535. Francisco Javier fue un misionero jesuita de primer orden, miembro del grupo fundacional de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola. Destacó por sus misiones que se desarrollaron en el oriente asiático y en Japón. Recibió el sobrenombre de Apóstol de las Indias.