- San SIXTO I, papa. En tiempo de Adriano rigió la Iglesia como sexto pontífice. (128).
- Santos CRESTO y PAPO, mártires. En Escitia. (s. IV).
- San ULPIANO, mártir. En Tiro. Siendo adolescente fue encerrado en un odre con una serpiente y un perro, y, sumergido en el mar durante la persecución de Maximino Deza. (306).
- San JUAN, obispo. En Nápoles. Falleció en la noche santa de Pascua mientras celebraba los sagrados misterios, y, acompañado de multitud de fieles fue inhumado. (432).
- San JOSÉ, presbítero. En Constantinopla. Siendo monje, en la persecución desencadenada por los iconoclastas fue enviado a Roma para pedir la protección de la Sede. (886).
- San RICARDO, obispo. En Chichester, Inglaterra. Desterrado por Enrique III, y restituido después a esta sede. Siempre ayudó a los pobres. (1235).
- Beato GANDULFO de BINASCO SACCHI, presbítero. En Sicilia. Llevó una vida solitaria y austera, y de mucha predicación. (1260).
- Beato JUAN, presbítero. En Pina. Uno de los primeros compañeros de San Francisco, fue enviado a la Galia Narbonense dando a conocer la vida franciscana. (1275).
- Beatos ROBERTO MIDDLETON, jesuita, y TURSTANO HUNT, presbítero, mártires. En Lancaster. Éste último, al querer liberar al primero cuando era conducido prisionero, también fue apresado y, bajo el reino de Isabel I, los dos fueron condenados a muerte por ser sacerdotes. (1601).
- Beato PEDRO EDUARDO DANKOWSKI, presbítero y mártir. En Cracovia. Al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, fue detenido por su fe, y torturado hasta morir. (1942).
Hoy recordamos especialmente a SAN LUIS SCROSOPPI
Nacido en Udine (Italia), el 4 de agosto de 1804, vivió en tiempos difíciles de guerras, epidemias y carestías. Pero su espíritu, forjado en un ambiente familiar de fe profunda, no se abatió frente a las diferentes dificultades, sino que descubrió en ellas un llamado de Dios, para entregar toda su vida al servicio de los más necesitados.
Era el menor de tres hijos de una familia de posición económica holgada. A los 23 años es ordenado sacerdote y ya desde unos años antes había comenzado a ayudar a su hermano Carlos que era sacerdote, en una casa para niñas huérfanas. Poco a poco fue asumiendo más tareas de responsabilidad en esta obra, hasta el punto de vender todos sus bienes y hacerse mendigo con tal de proporcionar a aquellas criaturas en dificultad, lo que más necesitaran.
Nueve maestras componían el primer núcleo de educadoras de las niñas y jóvenes, las cuales, guiadas por el ejemplo y la formación espiritual del p. Luis, sintieron que también ellas deseaban dedicar toda su vida al servicio de los más necesitados. Nace así la congregación de las Hermanas de la Providencia, el 1º de febrero de 1937. El p. Luis, por su parte, siempre deseoso de dar algo más al Señor, entra en la congregación de los Padres del Oratorio de San Felipe Neri y permanecerá en ella aún después de que fuera suprimida en Udine en 1866, por las leyes del gobierno de aquella época.
Luego de toda una vida consumada por el bien de los demás, en la que se destaca también de forma especial su preocupación y ayuda material y espiritual a los seminaristas y sacerdotes pobres, muere el 3 de abril de 1884.