- San HESIQUIO PALATINO, mártir. En Antioquía de Siria. Soldado que no quiso sacrificar a los ídolos por lo que dejó el ejército. Por ello fue arrojado al río Orontes con una gran piedra atada a su brazo derecho. (303).
- San MAXIMINO, obispo. En Tréveris. Valiente defensor de la integridad de la fe frente a los arrianos, acogió fraternalmente a San Atanasio de Alejandría y a otros obispos desterrados, y al ser expulsado de su sede por sus enemigos, murió desterrado en Poitiers. (346).
- Santos SISINIO, diácono, MARTIRIO, lector, y ALEJANDRO, ostiario; mártires. En Val de Non, Trento. Capadocios de origen, que tras fundar una iglesia en aquella región e introducir el uso de los cantos de alabanza al Señor, fueron asesinados por algunos paganos que estaban ofreciendo sacrificios lustrales. (397).
- San EXUPERANCIO, obispo. En Rávena. Gobernó prudentemente esta iglesia particular durante la época de Odoacro, quien se apoderó de Italia. (470).
- San SENADOR, obispo. En Milán. A quien el papa San León Magno envió como legado a Constantinopla cuando era presbítero. (480).
- San GERARDO, monje. En Borgoña. Después fue elegido obispo de Mâcon. Después se retiró a una vida solitaria en un bosque. (940).
- Santa BONA, virgen. En Pisa. Peregrinó con piedad a Tierra Santa, Roma y Santiago de Compostela. (1207).
- Beatos GUILLERMO ARNAUD y DIEZ COMPAÑEROS, mártires. Toulouse. Unidos en la tarea de contrarrestar el daño causado por los cátaros, mediante engaño fueron apresados por su fe y fueron atravesados a espada. (1242).
- Beata GERARDESCA, viuda. En Pisa. Pasó su vida en una celda cercana al monasterio camaldulense de San Sabino, dedicada a alabar a Dios a y la intimidad divina. (1269).
- Beato RICARDO THIRKELD, presbítero y mártir. En York. En tiempo de Isabel I, condenado a muerte por ser sacerdote y por haber reconciliado a mucha gente con la Iglesia, fue al patíbulo. (1583).
- Santa ÚRSULA LEDÓCHOSWSKA, virgen. En Roma. Fundó el Instituto de Religiosas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante. Afrontó fatigosos viajes a través de Polonia, Escandinavia, Finlandia y Rusia. Familia de origen polaco, nacida en Austria. (1939).
Hoy recordamos de manera especial al Beato JOSÉ GERARD
José Gérard nació el 12 de marzo de 1831 dentro de una familia de labradores en la provincia de Lorraine en Francia. Parte de su niñez la pasó siendo pastor de ovejas.
José Gérard escribe sobre una tal Hermana Odile que lo preparó para su Primera Comunión, un evento que tuvo un gran impacto en su vida. Entre otras personas que tuvieron un gran impacto en su vida están Monsieur Richard y el Abbé Cayens. Monsieur Richard ofreció pagar la educación del joven y lo guió en una enseñanza sobre el arte de orar. El Abbé Cayens fue misionero en Argelia y vio una posible vocación sacerdotal en el joven José Gérard. Por lo tanto lo ayudó a aprender Latín y luego lo guió al seminario menor en Pont-à-Mousson.
También estudió algún tiempo en el seminario mayor de Nancy. Llegó a conocer a los Oblatos a través de algunos misioneros Oblatos que visitaron el seminario. Entró al noviciado y el 10 de Mayo de 1852 tomo sus votos perpetuos.
El 3 de Abril de 1853 fue ordenado Diacono por el Obispo Eugenio de Mazenod. El Obispo luego le pidió que ejerciera su misión en el reino de Natal en el Sur de África. En mayo de 1853 José Gérard tomó un barco con otros dos Oblatos al pequeño reino.
En 1854 El Obispo Allard lo ordenó sacerdote y comenzó su trabajo con un grupo de Irlandeses en Pietermaritzburg. Su misión era de ser con los Zulúes de Natal y por lo tanto tenía que aprender el idioma Zulú junto con el Inglés que usaba con los Irlandeses. Para aprender el idioma decidió pedir permiso para crear una misión en un pueblo Zulú. José Gérard trató varias veces a evangelizar a los Zulúes pero no tuvo éxito.
José Gérard decidió tomar su misión al oeste de Natal a un pueblo llamado Roma en otro reino llamado Lesotho. Allí conversó con el jefe de una tribu familia de los Zulúes de Natal. El jefe le dio permiso a construir una Iglesia y ejercer su misión. Tuvo que aprender un idioma nuevo y una cultura nueva, pero siguió adelante. Después de dos años tuvo su primer catecúmeno. El jefe de la tribu también se convirtió después de algunos años. Después de 22 años en Roma decidió llevar su misión al norte de Lesotho y comenzó la Misión de Santa Mónica donde trabajo con los Basothos. Luego regresó a Roma donde viviría el resto de su vida. En 1914 se encontró con una enfermedad que lo dejó en cama. El 22 de Mayo celebró su última Misa.
El 29 de Mayo Padre José Gérard dio su ultimo sí a Dios con la palabra Amén. Aunque sufrió muchos desafíos en su misión en África, el Padre Gérard nunca se dio por vencido. Siempre fue fiel a su voto de perseverancia. Dado a esto muchos de los nativos de aquellos países en el sur de África se convirtieron a la fe Católica.