Hoy, 28 de marzo, la Iglesia celebra a:

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  1. San CÁSTOR, mártir. En Tarso. (s. inc.).
  2. Santos PRISCO, MALCO y ALEJANDRO, mártires. Los cuales, bajo la persecución del emperador Valeriano, vivían en una granja cercana a Cesarea de Palestina. Sabiendo que en esta ciudad se estaba persiguiendo a los cristianos se presentaron ante el juez y le reprocharon que se ensañase con los cristianos. Inmediatamente fueron arrojados a las fieras. (260).
  3. San CIRILO, diácono y mártir. En Fenicia. Bajo el imperio de Juliano, el Apóstata, fue martirizado cruelmente. (362).
  4. San PROTERIO, obispo y mártir. En Alejandría de Egipto. El Jueves Santo, tras un tumulto popular, fue cruelmente asesinado por los monofisitas. (593).
  5. San HILARIÓN, abad. En Bitinia. Luchó por defender el culto de las imágenes. (s. VIII).
  6. San ESTEBAN HARDING, abad. Borgoña. Junto con otros monjes, llegó a Molesmes y estuvo al frente del cenobio. Allí instituyó a los hermanos conversos, recibió a San Bernardo con treinta compañeros y fundó doce nuevos monasterios uniéndolos con el vínculo de la Caridad, para que no hubiese discordia alguna entre ellos, de modo que los monjes actuasen con unidad de amor, de Regla y con similares costumbres. (1134).
  7. San CONÓN, monje. en Mesina. Al regresar de Tierra Santa encontró a sus padres fallecidos, entonces distribuyó su hacienda familiar entre los pobres y abrazó la vida eremítica, según la disciplina de los monjes orientales. (1236).
  8. Beato ANTONIO PATRIZI, presbítero. En Toscana. Ermitaño de San Agustín. Se distinguió por su eximio amor a los hermanos y al prójimo. (1311).
  9. Beata JUANA MARÍA de MAILLÉ, viuda. En Tours. Al morir su esposo en la guerra, y expulsada de su casa por sus familiares, vivió abandonada de todos y recluida en una pequeña celda cerca del convento de los Hermanos Menores, mendigando el pan, y llena de confianza en Dios. (1414).
  10. Beato CRISTÓBAL WHARTON, presbítero y mártir. En York. Ajusticiado por ser sacerdote. (1600).
  11. Beata RENATA MARÍA FEILLATREAU, mártir. En Angers. Estando casada, durante la Revolución Francesa, murió guillotinada por fidelidad a la Iglesia. (1794).
  12. San JOSÉ SEBASTIÁN PELCZAR, obispo. En Przemysl, Polonia. Fundó la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, y fue maestro eximio de la vida espiritual. (1924).

Hoy recordamos especialmente a la Beata JUANA MARÍA de MAILLÉ

Nació en el castillo de La Roche, diócesis de Tours y era hija del barón de Maillé. Tuvo una primera visión de la Virgen María y del Niño Jesús en 1342 y se consagró a honrar la Pasión de Cristo. Recibió la primera educación religiosa de un franciscano, confesor de la familia; él le enseñó el amor ardiente a Cristo, a María y a san Francisco de Asís. Ella se empeñó en imitar sus virtudes, especialmente el amor a la pobreza, a la humildad y a la oración, y se hizo hija suya militando entre los hermanos y las hermanas de la Penitencia de la Tercera Orden Franciscana, aunque esta tradición no está probada.
Al quedarse huérfana se fue a vivir con su abuelo que le procuró un ventajoso matrimonio con el barón de Silly, con el cual vivió en virginidad durante 16 años, y se prodigaron en obras de caridad y religión. Después de la muerte del marido (1362) en la guerra, la familia de su marido la expulsó del castillo y ella volvió a La Roche con su madre y hermanas. Aquí se mantuvo fiel a sus propósitos y se negó a contraer matrimonio y decidió trasladarse a la ciudad de Tours.

En esta ciudad hizo votos privados ante el obispo de pobreza y castidad; se dedicó a la atención de los más pobres y enfermos, especialmente con los leprosos. Su familia la tomó por loca y logró que se la desterrase de Tours. Se refugió en una ermita abandonada de Planche de Vaux donde vivió algunos años en vida contemplativa. Obligada por las condiciones de salud a regresar a Tours en 1386, se fue a vivir junto al convento de los Cordígeros, nombre popular de los Franciscanos, y se puso bajo la dirección del Padre Martín de Bois Gaultier. Su celo la llevó varias veces a la corte de Carlos VI, el rey loco, ya a Tours, ya a París, para intentar que corrigiera sus costumbres. Fue favorecida con carismas místicos, era consultada en todas partes y admirada por sus penitencias y por su santidad.  La envidia de algunos no la dejaron, así cuando un día estaba en oración en una iglesia le tiraron una piedra que le dio en la cabeza y que la dejó muy maltrecha y dos años después murió en Tours a los 82 años. Su cuerpo fue sepultado con el hábito de las clarisas.