- San SIMEÓN, obispo y mártir. En Jerusalén. Hijo de Cleofás y pariente del Salvador, según la carne. Ordenado obispo de Jerusalén después de Santiago, el hermano del Señor, en la persecución de Trajano fue sometido a suplicios, hasta que ya anciano murió en la Cruz. (107).
- San POLIÓN, lector y mártir. En Panonia, Croacia. Detenido durante la persecución de Diocleciano, después del interrogatorio fue quemado vivo. (303).
- San TEODORO, abad. En la Tebaida. Discípulo de San Pacomio y padre de una comunidad monástica. (400).
- San VALERIO, monje. Astorga. Como no pudo entrar en un monasterio dedicó su vida a la oración y a la penitencia al estilo de los antiguos eremitas. Escribió algunos libros de contenido ascético, máximas y consejos a los religiosos de El Bierzo y sobre vidas de santos. Murió con fama de santidad. (695).
- San MACALDO, obispo. En la isla de Man, en Inglaterra. Célebre por su santidad. (s. VII).
- San JUAN, abad. En la Propontide, Turquía actual. En tiempo del emperador León, el Armenio, tuvo que luchar con firmeza por defender el culto a las santas imágenes. (s. IX).
- Santa ZITA, virgen. En Lucca. Nacida en hogar humilde, a los doce años entró a servir a la familia Fatinelli, y perseveró hasta la muerte, con admirable paciencia hasta la muerte, en este servicio doméstico. (1278).
- Beato JACOBO VARINGUER de ZARA, religioso. En Apulia. Franciscano. (1485).
- Beata CATALINA, virgen. En Montenegro. Bautizada en la Iglesia Ortodoxa, ingresó en la Orden de Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo asumiendo el nombre de Hosanna y vivió recluida a lo largo de cincuenta y un años, inmersa en la divina contemplación, e intercediendo por el pueblo cristiano durante el asedio de los turcos. (1565).
- Beato NICOLÁS ROLAND, presbítero. En Reims, Francia. Preocupado por la formación cristiana de la infancia, estableció escuelas para las niñas pobres, entonces excluidas de cualquier forma de instrucción, y fundó la Institución de Hermanas del Niño Jesús. (1678).
- San LORENZO NGUYEN VAN HUONG, presbítero y mártir. En Tonkín. Detenido al visitar de noche a un moribundo, por no querer pisar la Cruz fue azotado y decapitado en tiempo del emperador Tu Duc. (1856).
- Beata MARÍA ANTONIA BANDRÉS y ELÓSEGUI, virgen. En Salamanca. De la Congregación de Hijas de Jesús, que concluyó en breve tiempo su vida consagrada a Dios, con ánimo sereno y sin descorazonarse. (1919).
Hoy recordamos especialmente a SAN PEDRO ARMENGOL
Nació en Tarragona en una familia acomodada, que lo educó cristianamente.
Llegado a la juventud, Pedro se desvió y llegó a ser cabecilla de una pandilla de bandoleros. Pero volvió al buen camino; cambió de vida y determinó servir al Señor en una orden religiosa. Eligió la Merced y se dedicó a la redención de cautivos cristianos retenidos por los moros, haciendo varios viajes a Granada, Murcia, y por último, Argel, donde obtuvo la liberación de dieciocho jóvenes a cambio de un dinero que pagaría la orden mercedaria.
Mientras llegaba el rescate, Pedro se quedó en el lugar de los presos, y aprovechó su estancia en las mazmorras para consolar y confirmar en la fe a los cristianos cautivos. Como tardaba en llegar el precio convenido, los moros, muy airados, decidieron declarar a Pedro espía y traidor y lo condenaron a muerte.
Lo ahorcaron y lo dieron por muerto, pero no bajaron enseguida el cadáver de la horca. Sucedió que llegó un religioso llevando consigo el dinero del rescate, y le permitieron acercarse al lugar del martirio para bajar el cuerpo y enterrarlo. Pero hallaron maravillados que Pedro vivía porque, según dijo, la Virgen María le había conservado la vida.
Pedro volvió a su convento donde permaneció hasta su muerte en 1304.