- Santos JUAN y PABLO. Roma. (s. IV).
- SAN VIGILIO, obispo y mártir. Trento. Habiendo recibido las insignias de su cometido de manos de San Ambrosio de Milán, se esforzó por consolidar en su región la tarea de evangelización y por extirpar a fondo lo que quedaba de idolatría. Fue muerto a golpes. (405).
- San DEODATO, obispo. Nola. Sucesor de San Paulino. (405).
- San MAJENCIO, abad. Poitiers. Insigne por su virtud. (515).
- San DAVID, eremita. Tesalónica. Pasó casi ochenta años en una pequeña celda, fuera de los muros de la ciudad. (540).
- Santos SALVIO, obispo, y su DISCÍPULO; mártires. Valenciennes. Llegaron a esta región de la antigua Austrasia, procedentes de Auvernia, y fueron asesinados bajo Winegardo, señor del lugar. (s. VIII).
- San PELAYO, mártir. Córdoba. A los trece años, por querer conservar su fe y su castidad ante las costumbres depravadas del califa Abd al-Rahmán III, fue despedazado por tenazas. (925).
- San RADULFO, obispo. Gubbio. Se dedicó sin descanso a la predicación y distribuyó con gran prodigalidad entre los pobres todo cuanto pudo sustraer de sus expensas domésticas. (1064).
- San ANTELMO, obispo. Saboya. Monje de la Gran Cartuja. Restauró los edificios destruidos por una gran nevada. Elegido después prior, convocó el Capítulo General, y designado más tarde obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida en la corrección de los clérigos y en la reforma de costumbres. (1177).
- Beato RAIMUNDO PETINIAUD de JOURGNAC, presbítero y mártir. Rochefort. Arcediano de Limoges, encarcelado por ser sacerdote durante la Revolución Francesa. En condiciones atroces murió de enfermedades. (1794).
- Beatas MAGDALENA FONTAINE, FRANCISCA LANEL, TERESA FANTOU y JUANA GÉRARD, vírgenes y mártires. Cambrai. Hijas de la Caridad. Martirizadas durante la Revolución Francesa en medio de mofas con el Santo Rosario. (1794).
- San JOSÉ MA TAISHUN, mártir. Hebei, China. Médico y catequista, pese a que durante la persecución llevada a cabo por la secta Yihetuan todos los miembros de la familia renegaron de la fe, él prefirió dar testimonio derramando su sangre por Cristo. (1900).
- Beato ANDRÉS JACINTO LONGHIN, obispo. Treviso. En las dificultades de la guerra, acudió a las necesidades de los prófugos y cautivos y, con solicitud, defendió los derechos de los obreros, agricultores y de todos los necesitados. (1936).
- Beatos NICOLÁS KONRAD, presbítero, y VLADIMIRO PRYJMA, mártires. Ucrania. Bajo un régimen contrario a Dios, fueron martirizados. (1941).
- Beato ANDRÉS ISCAK, presbítero y mártir. Ucrania. Fusilado por su fe en Cristo. (1941).
- San JOSEMARÍA ESCRIVÁ de BALAGUER, presbítero y fundador. Roma. Fundador del Opus Dei y de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. (1975).
Hoy recordamos especialmente a SAN JOSÉ MARÍA ROBLES
Hijo de Antonio Robles y Petronila Hurtado, nuestro santo nace en Mascota, Jalisco, México un 3 de mayo de 1888. A los 12 años de edad ingreso en el seminario, donde fue apodado por sus compañeros «el loco del Sagrado Corazón» por su gran amor y fervor por difundir esta devoción. Debido a sus excelentes calificaciones fue invitado por el obispo de Tehuantepec para ayudar en esa diócesis en la que estuvo por cinco meses. Se ordeno sacerdote el 22 de marzo de 1913 en Guadalajara, Jalisco. Se desempeñó como capellán de las religiosas del Verbo Encarnado hasta el año de 1916 en que fue enviado a la parroquia de Nochistlán, Zacatecas, donde el 27 de diciembre de 1918 funda la congregación de las Víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús.
En 1920, fue enviado como párroco a Tecolotlán, Jalisco donde difundió el apostolado del Sagrado Corazón e hizo obras de labor social como reedificar el hospital. Cuando se dio la suspensión del culto público debido a los problemas entre la Iglesia y el Estado, el padre Robles consagró su parroquia al Sagrado Corazón de Jesús, colocando una cruz en el lugar conocido como «La Loma». Este acto fue considerado como un desafío por las autoridades federales y decidieron que debía ser capturado. Desde el 2 de enero de 1927 se ocultó en el domicilio de la familia Agraz. Desde ese sitio, se mantenía al tanto de la salud espiritual de sus feligreses y oraba por la paz en México.
El 26 de febrero de 1927, se entera que existía una orden de aprehensión contra los sacerdotes, sus amistades le suplicaron que escapara, sin embargo él se negó a hacerlo. En la madrugada del 25 de junio de ese mismo año cuando se disponía a celebrar la santa misa, fue capturado por un grupo de personas a las que se les había ordenado proceder con todo rigor contra el cura «rebelde». Al enterarse los feligreses que el padre Robles había sido capturado intentaron garantizarle la vida acudiendo a diversas instancias pero todo fue en vano; el padre Robles a través de sus carceleros le envió a algunas mujeres que intentaban verle su breviario, en el que encontraron algunos versos escritos por el santo, que parecía proféticos a la suerte que le esperaba: «Quiero amar tu corazón Jesús mío, con delirio; quiero amarte con pasión, quiero amarte hasta el martirio«.
En la madrugada del 26 de junio de 1927, el padre Robles fue llevado al vecino poblado de Quila, caminando y atado de manos. Al llegar al lugar donde sería colgado el padre pidió algunos minutos y arrodillado hizo una última oración; al incorporarse bendijo su parroquia y en voz alta perdonó y bendijo a sus verdugos. Para que nadie se manchara las manos con su sangre él mismo tomo la soga, la bendijo y se la puso al cuello, poco tiempo después el padre José María, fue ahorcado en un roble.