- San ALEJANDRO, obispo. En Alejandría. Anciano célebre por el celo de su fe, que fue elegido para la sede alejandrina. Rechazó la nefasta herejía de Arrio. Participó en Nicea. (326).
- San FAUSTINIANO, obispo. En Bolonia. Con su predicación confirmó y acrecentó a la Iglesia, que estaba sufriendo a causa de la persecución. (s. IV).
- San PORFIRIO, obispo. Gaza, Palestina. Vivió como anacoreta en Scete durante cinco años y otros tanto al otro lado del Jordán, siendo célebre por su benignidad hacia los pobres. Elegido obispo de Gaza, hizo demoler muchos templos de ídolos, cuyos seguidores le hicieron la vida difícil hasta que le llegó la muerte. (421).
- San AGRÍCOLA, obispo. En Neustria, Francia. (594).
- San VÍCTOR, eremita. En Champagne, Francia. Alabado por San Bernardo. (s. VII).
- San ANDRÉS, obispo. En Florencia. (s. IX).
- Beato ROBERTO DRURY, presbítero y mártir. En Londres. Acusado injustamente de participar en una conjura contra el Rey Jacobo I. Subió al patíbulo confesando a Cristo y revestido con el hábito, mostrando así la dignidad de su sacerdocio. (1607).
- Beata PIEDAD de la CRUZ ORTIZ REAL, virgen. En Murcia. Instituyó la Congregación de Hermanas Salesianas de Jesús, y en pocos años fundó numerosos asilos, hospitales, residencias de ancianos, colegios y escuelas dominicales. Predijo el día exacto de su muerte. (1916).
Hoy recordamos especialmente a SANTA PAULA de SAN JOSÉ de CALASANZ
La vida de Paula Montal Fornés de San José de Calasanz, fecunda y profética, casi centenaria, se desenvolvió en un contexto histórico amplio (1799-1889), un período en crisis del agitado siglo XIX español, que se debatía entre los postulados del Antiguo Régimen y las nuevas corrientes liberales, con repercusiones socio-políticas, culturales y religiosas muy notorias. Cuatro ciudades fueron especialmente representativas en su vida, bien enraízada en su tierra y en su entorno histórico:
En Arenys de Mar (Barcelona), vivió su infancia y su juventud (1799-1829). Villa costera, abierta al mar, cosmopolita e industrial, allí nació a la vida, el 11 de octubre de 1799, y a la vida de la gracia, esa misma tarde. Se formó en un ambiente familiar cristiano y muy sencillo. Participó en la vida espiritual de la parroquia. Destacó por su amor a la Virgen María. Desde los 10 años conoció la dureza del trabajo para ayudar a su madre, viuda con cinco hijos. Ella era la mayor. En este período, por propia experiencia, constató que la niña, la joven, la mujer, tenían escasas posibilidades de acceso a la educación, a la cultura…, y se sintió llamada por Dios a realizar esa tarea.
Figueras (Gerona), ciudad fronteriza con Francia y baluarte militar con su famoso castillo de armas, fue su meta. Acompañada por su incondicional amiga Inés Busquets, en 1829, se trasladó a la capital del Ampurdán para abrir su primera escuela de niñas, con amplios programas educativos, que superaban con creces lo legislado para los niños. Era una escuela nueva. En Figueras comenzó, pues, de manera exclusiva, su apostolado educativo con las niñas. Allí nació un carisma nuevo en la Iglesia, una obra apostólica encaminada a la educación integral humano cristiana de las niñas y jóvenes, a la promoción de la mujer, para salvar las familias y transformar la sociedad. Sus seguidoras se distinguirían por profesar un cuarto voto de enseñanza.
Sabadell (Barcelona), significó el injerto de su obra educativa en la Escuelas Pías. Sabemos, que por lo menos desde 1837, se sentía totalmente identificada con el carisma de San José de Calasanz, y quería vivir la espiritualidad y reglas calasancias. Con esa finalidad, tras la fundación de la segunda escuela en su villa natal, Arenys de Mar, 1842, donde entró en contacto directo con los Padres Escolapios de Mataró, abrió una tercera escuela en Sabadell, 1846. La presencia de los PP. Escolapios Jacinto Felíu y Agustín Casanovas en el colegio de Sabadell, fue providencial. Allí con su orientación y ayuda, logró en breve tiempo, la estructuración canónica escolapia de su naciente Congregación. El 2 de febrero de 1847, ya profesó, como Hija de María Escolapia, junto a sus tres primeras compañeras, Inés Busquets, Felicia Clavell y Francisca de Domingo. En el capítulo general, tenido en Sabadell, 14 de marzo de 1847, no fue elegida superiora general, ni asistenta general. En el período 1829-1859, realizó una intensa actividad fundando personalmente 7 escuelas: Figueras (1829), Arenys de Mar (1842), Sabadell (1846), Igualada (1849), Vendrell (1850), Masnou (1852) y Olesa de Montserrat (1859). Inspiró y ayudó a la fundación de otras 4: Gerona (1853), Blanes (1854), Barcelona (1857) y Sóller (1857). Fue además la formadora de las 130 primeras Escolapias de la Congregación. Período de una gran actividad de vida y profetismo de la misma.
Olesa de Montserrat (Barcelona), 1859. Su última fundación personal. Un pueblo pequeño y pobre, al pie del Monasterio de la Virgen de Montserrat, a la que profesó una gran devoción. Fue su fundación predilecta, en la que permaneció hasta su muerte (15 de diciembre de 1859, 26 de febrero de 1889).