Hoy, 26 de abril, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San CLETO, papa, en Roma. El segundo que rigió la Iglesia Romana después de San Pedro. (88).
  2. San PRIMITIVO, mártir. En Gabi, Italia. (s. inc.).
  3. San BASILEO, obispo y mártir. En Ponto, Turquía. En tiempo del emperador Licinio. (322).
  4. San RICARIO, presbítero. En Amiens, Francia. Conmovido por la predicación de unos monjes escoceses, se convirtió a una vida de penitencia. (645).
  5. San PASCASIO RADBERTO, abad. En Corbie. Expuso de modo claro y lúcido la verdad sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor en el Misterio de la Eucaristía. (865).
  6. Santos GUILLERMO y PEREGRINO, eremitas. Foggia. Italia. (s. XII).
  7. Beatos DOMINGO y GREGORIO, presbíteros. Reino de Aragón. Dominicos. Sin llevar dinero alguno, mendigando cada día el alimento necesario, peregrinaban anunciando a todos la Palabra de Dios. (s. XIII).
  8. San ESTEBAN, obispo. En Moscú. Evangelizó a los nativos zyrjani, inventó un alfabeto para su lengua en la que celebrar la liturgia, destruyó ídolos, erigió iglesias y confirmó las verdades de la fe entre aquellas gentes. (1396).
  9. Beato JULIO JUNYER PADERN, presbítero y mártir. En Gerona. De la Sociedad de San Francisco de Sales. Martirizado por los miembros del Frente Popular. (1938).
  10. San RAFAEL ARNAIZ, religioso. Dueñas, Palencia. Cisterciense. Aquejado por una grave enfermedad, soportó con gran paciencia su maltrecha salud. (1938).
  11. Beato ESTANISLAO KUBISTA, presbítero y mártir. En Sachesenhausen, Alemania. Sociedad del Verbo Divino. Durante la ocupación nazi en Polonia, entregó su alma a Dios al poco de ser encarcelado. Con él se conmemora al Beato LADISLADO GORAL, obispo auxiliar de Lublín, que padeció en el mismo lugar por defender la dignidad de los hombres y de la fe. (1942).

Hoy recordamos especialmente a SAN ISIDORO de SEVILLA

Nació en Cartagena, España hacia el año 560. Su padre llamado Severiano, nacido en Cartagena, probablemente era de una familia romana, pero estaba emparentado con los reyes visigodos.

Isidoro era el menor de cuatro hermanos. Sus dos hermanos, Leandro y Fulgencio también llegaron a ser santos. Su hermana Santa Florentina, fue abadesa de varios conventos. ¡La santidad se comparte y se fortalece cuando los lazos familiares son santos!

Su hermano Leandro que era mucho mayor que él, se encargó de su educación porque quedaron huérfanos siendo Isidoro un niño.

Un día se acercó a un pozo para sacar agua y notó que las cuerdas habían hecho hendidura en la dura piedra. Entonces comprendió que también la conciencia y la voluntad del hombre pueden vencer las duras dificultades de la vida. Entonces regresó con amor a sus libros.

Isidoro llegó a ser uno de los hombres más sabios de su época, aunque al mismo tiempo era un hombre de profunda humildad y caridad. Fue un escritor muy leído. Se lo llamó el Maestro de la Edad Media o de la Europa Medieval y primer organizador de la cultura cristiana. La principal contribución de San Isidoro a la cultura, fueron sus Etimologías Orígenes, una «summa» muy útil de la ciencia antigua condensando, mas con celo que con espíritu crítico los principales resultados de la ciencia de la época, siendo uno de los textos clásicos hasta mediados del siglo XVI.

Fue un escritor muy fecundo: entre sus primeras obras está un diccionario de sinónimos, un tratado de astronomía y geografía, un resumen de la historia desde la creación, biografías de hombres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y del Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, varios tratados teológicos y eclesiásticos y la historia de los visigodos, que es lo más valioso en nuestros días, ya que es la única fuente de información sobre los godos. También escribió historia de los vándalos y de los suevos.

San Isidoro fue como un puente entre la Edad Antigua que terminaba y la Edad Media que comenzaba. Su influencia fue muy grande en Europa, especialmente en España. Entre sus discípulos está San Ildefonso de Toledo.

Probablemente ayudó a su hermano Leandro, obispo de Sevilla a gobernar la diócesis. Le sucedió en el cargo cuando murió. Su episcopado duró treinta y siete años, bajo seis reyes, completó la obra comenzada por San Leandro, que fue de convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo.

Su principal preocupación como obispo fue la de lograr una madurez cultural y moral del clero español. Fundó un colegio eclesiástico, prototipo de los futuros seminarios, dedicándose personalmente a la instrucción de los candidatos al sacerdocio.

Como su hermano, fue el obispo más popular y autorizado de su tiempo.

Continuó la costumbre de su hermano de arreglar las cuestiones de disciplina eclesiástica en los sínodos, cuya organización se debió en gran parte a San Leandro y San Isidoro.

San Isidoro presidió el segundo Concilio de Sevilla en 619, y el cuarto Concilio de Toledo, en 633. Muchos de los decretos del Concilio fueron obra de San Isidoro, especialmente el decreto que se estableciese un seminario en todas las diócesis.

Su sistema educativo era abierto, propuso un sistema que abarca todas las ramas del saber humano.

Según parece, San Isidoro previó que la unidad religiosa y un sistema educativo amplio, podían unificar los elementos heterogéneos que amenazaba desintegrar España y gracias a eso gran parte del país se convirtió en un centro de cultura, mientras que el resto de Europa se hundía en la barbarie.

Otro de los grandes servicios que San Isidoro prestó a la Iglesia española fue el de completar el misal y el breviario mozárabes, que San Leandro había empezado a adaptar de la antigua liturgia española.

San Isidoro se formó con lecturas de San Agustín y San Gregorio Magno.

Su amor a los pobres era inmenso. En los últimos seis meses aumentó tanto sus limosnas que los pobres llegaban de todas partes a pedir y recibir ayuda.

Cuando sintió que iba a morir, pidió perdón públicamente por todas sus faltas, perdonó a sus enemigos y suplicó al pueblo que rogara a Dios por él. Distribuyendo entre los pobres el resto de sus posesiones, volvió a su casa y murió apaciblemente el 4 de abril del año 636 a la edad de 80 años.