- San BARTOLOMÉ, apóstol. Identificado como Natanael. Nacido en Caná de Galilea. Es tradición que predicó en la India. (s. I).
- San TACIÓN, mártir. Grecia. (s. inc.).
- San AUDENO, obispo. Clichy, París. Obispo de Rouen, que, desde el cargo de refrendario del rey Dagoberto, fue elevado al episcopado y gobernó felizmente su Iglesia a lo largo de cuarenta y tres años, durante los cuales fundó muchísimos templos y favoreció la construcción de monasterios. (684).
- San JORGE LIMNIOTA, monje y mártir. Olimpo, Bitinia. Deploró la impiedad del emperador León III por haber ordenado destruir las sagradas imágenes y quemar las reliquias de los santos, y debido a estos reproches, por orden del emperador le amputaron la nariz y quemaron la cabeza. (730).
- Beato ANDRÉS FARDEAU, presbítero y mártir. Angers. Decapitado por quienes odiaban el sacerdocio. (1794).
- Santa EMILIA de VIALAR, virgen y fundadora. Marsella. Tras haber trabajado con denuedo en la difusión del Evangelio en regiones lejanas, fundó la Congregación de Hermanas de San José de la Aparición y la propagó ampliamente. (1865).
- Beata MARÍA de la ENCARNACIÓN ROSAL, virgen y fundadora. Tulcan, Ecuador. Fundó la Congregación de Hermanas Betlehemitas, con el fin principal de reivindicar la dignidad de la mujer y formar cristianamente a las niñas. (1886).
- Beato MAXIMIANO BINKIEWICZ, presbítero y mártir. Munich. Fue deportado por los nazis desde Polonia a Alemania. Murió extenuado por las torturas y los suplicios. (1942).
- Beatos CESLAO JÓZWIAK, EDUARDO KASMIERKI, FRANCISCO KESY, EDUARDO KLINIK y IAROGNIEVO WOJCIECHOSWSLCI, mártires. Dresde, Alemania. Los cuales, polacos de nacimiento, detenidos y encarcelados durante la persecución, consumaron el martirio a golpes de hacha. (1942).
Hoy recordamos especialmente a SANTA JUANA ANTIDA THOURET
Juana nació en la localidad francesa de Sancey-le-Long, en 1765, en una familia piadosa que le infundió sólidos principios cristianos.
A los 16 años hizo voto de castidad, y a los 22 ingresó en las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
Concluida su formación, la destinaron a un hospital para el cuidado de los enfermos, pero tras el estallido de la Revolución Francesa, su congregación quedó disuelta.
Ella se quedó Besançon. Con extraordinario valor visitaba a enfermos, presos, pobres; atendía a sacerdotes proscritos por haberse negado a jurar la constitución civil del clero. Asistía a los que iban a ser ejecutados.
Regresó a su pueblo natal y allí fundó una escuela gratuita católica.
Sintiéndose hermana de la Caridad, volvió a Besançon. En 1799, aún con falta de libertad para la Iglesia, reunió a varias antiguas hermanas y fundó las Hermanas de la Caridad. Además de la asistencia a los enfermos, los huérfanos y los pobres, se proponían la educación cristiana de la juventud. Al frente de la congregación nueva, la llevó a Italia, creando fundaciones en el reino de Nápoles.
Este fue el marco de su vida, no sin pasar por la pena que su congregación se dividiera. Murió en Nápoles en 1826.